“El clima sigue siendo que uno ha ganado y otro ha perdido”, reafirmó ayer el ganador de las elecciones italianas, Romano Prodi, que se mostró este fin de semana muy relajado en su Bolonia natal, en donde trabaja “tranquilamente para el futuro gobierno”. Sin embargo, una parte de Italia no parece compartir este sentimiento de paz. No sólo el premier Silvio Berlusconi se continúa negando a reconocer su derrota, sino que nuevas denuncias de irregularidades electorales se suman a las que el oficialismo ya venía imponiendo desde la semana pasada, no pudiendo comprobar ninguna de ellas hasta el momento.

La polémica resurgió ayer cuando el ex ministro de Reformas Roberto Calderoli, de la Liga del Norte –partido xenófobo central en la coalición que apoya a Berlusconi–, denunció que no se debería haber contado, a nivel nacional, las 45 mil boletas contabilizadas a favor de la Alianza Lombarda, un partido perteneciente a la coalición de centroizquierda de la Unión. Según el aliado de Berlusconi, como el partido sólo se presentó en una parte de la región de Lombardía, no corresponde sumar los votos al escrutinio nacional. Esta acusación –desestabilizante si se tiene en cuenta que la Unión ganó la Cámara de Diputados por poco menos de 25 mil votos– fue inmediatamente rechazada por Prodi y su entorno, que aseguraron que la ley electoral no obliga a que un partido se presente en varias provincias para que tenga relevancia en el conteo de votos en el orden nacional.

Prodi afirmó que se trata de “una invención” y agregó: “Y saldrán muchas más. Todo porque no se resignan (los conservadores) al resultado del voto popular. Una vez que acabe todo esto y lo acepten, el resultado de la victoria será más fuerte. Cuanto más larga sea la tormenta más bella será la victoria”. Hasta el momento, La Casa de las Libertades, la coalición que lidera el actual premier, ha cuestionado el voto en el exterior, la manipulación de los datos desde las regiones hacia la capital –en donde se realiza el escrutinio final– y ahora el criterio para contabilizar los votos según cada partido.

A pesar de que Prodi busca distender el clima de tensión y reconoce que el “el país necesita respirar y recuperarse”, tanto su coalición como la que responde al premier continúan realimentado la bipolarización, que bien dejó plasmada la elección del 9 y 10 pasados. Antonio Tajani, jefe de Forza Italia, el partido fundado y conducido por Berlusconi, declaró que “las prisas de Prodi y la presión de la izquierda confirman el miedo a un resultado oficial que contradiga sus esperanzas y la propaganda de partido”. Contestando a los ataques del centroderecha, Marco Rizzo, miembro del Partido Comunista, opinó que todas las agresiones y las denuncias evidencian que “aún no se resignaron a aceptar la realidad: perdieron y no lo reconocen”.