Alan García ya empezó a gobernar. El presidente electo de Perú se reunió ayer con el director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Anoop Singh, y con el director ejecutivo para la región andina del organismo, Javier Silva Ruete, para negociar una nueva carta de intenciones. El acuerdo, que reemplazará al que expira en agosto, abarcará “las metas económicas y fiscales” para el país andino, así como “las reformas estructurales básicas fundamentales y las líneas de acción”, según explicó Ruete. El futuro gobierno aprista heredará un país alabado por los organismos internacionales de crédito por su crecimiento macroeconómico de los últimos años, visión muy distinta a la de la mayoría de los peruanos, que demanda mayor equidad social. García no mantuvo una buena relación con los organismos internacionales de crédito durante su primera presidencia. El entonces presidente de 35 años se negó a pagar la deuda externa, lo que provocó una grave crisis económica que desembocó en una inflación acumulada de más del siete mil por ciento. Ayer, Ruete se esforzó en mostrarse predispuesto a ayudar a un renovado García.