Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la primera y segunda guerrilla colombianas, respectivamente, se han declarado la guerra. Ambos grupos armados han convertido una vieja disputa por el control de Arauca, una zona rica en petróleo del noreste del país, en un conflicto que, según el gobierno regional, ya está costando la vida de “muchos civiles”. El gobernador de Arauca, Julio Acosta, ha solicitado que los guerrilleros “arreglen con sus fusiles su pelea”, pero que no involucren a la población civil. El recrudecimiento del conflicto entre guerrilleros quedó patente a partir de un comunicado de las FARC, puesto en Internet en los últimos días, en el que acusan a los del ELN de ser “revolucionarios al servicio del enemigo”. Para los analistas, la publicación del comunicado convierte lo que ha sido una batalla regional entre columnas de ambas organizaciones en una guerra abierta avalada por la cúpula de las FARC.

Arauca ha estado durante años bajo control del ELN, cuyos miembros son conocidos como los elenos. Esta guerrilla, que por años estuvo a las órdenes del cura español Manuel Pérez y que hoy negocia un acuerdo de paz con el gobierno, logró colocar a muchos de sus seguidores en las alcaldías y la gobernación de la región, y así sacó una jugosa tajada de las regalías petroleras. A mediados de los noventa, las FARC empezaron a disputar con los elenos el control de esta zona fronteriza con Venezuela, incluyendo el cobro de las regalías, la extorsión a las compañías petroleras y el control de los cultivos de coca.

A finales del año pasado, miembros de las FARC mataron a varios miembros del ELN. Comenzó entonces a calentarse esta guerra en la que las FARC tiene más poder de fuego: tienen 1500 hombres repartidos en dos frentes, mientras que el ELN cuenta sólo con 500 combatientes en el frente Domingo Laín. A principios de este año intentaron llegar a un acuerdo, pero las cosas se torcieron aún más. Al término de las conversaciones, el jefe eleno, alias “El Neca”, mató de un tiro al Che, comandante de las FARC. A pesar de que los jefes elenos aseguraron que habían fusilado al culpable, las FARC no les creyeron y dieron orden de acabar con cualquier vestigio eleno en Arauca. Las FARC han solicitado a la población civil que se mantenga alejada del conflicto, pero lo cierto es que, hasta el momento, la mayoría de las víctimas de esta guerra han sido civiles ajenos a los dos grupos armados. El gobernador Acosta no ha dado cifras de muertos, pero asegura que “son muchos” y que de un buen número nada se sabrá porque son enterrados en fosas comunes.