A pesar de los cuestionamientos de Estados Unidos, los cultivos de coca en Bolivia disminuyeron. Y no sólo eso. Colombia, el mejor alumno de Washington, el que recibe la mayor cantidad de su ayuda financiera, no pudo controlar el crecimiento de los cultivos, que aumentaron un ocho por ciento en 2005 con respecto al año anterior. La medición fue hecha por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc). En su informe, este organismo destacó que, para solucionar el problema, los países deberían –con ayuda internacional– multiplicar por diez la asistencia a los campesinos más pobres.

El gobierno de Evo Morales adelantó ayer que utilizará este informe para convencer a EE.UU. de que renueve la Ley de Preferencias Arancelarias y Erradicación de Drogas (Atpdea). Washington ofrece este acuerdo a los países andinos a cambio de su apoyo en la lucha contra el narcotráfico. La reciente tensión bilateral hacía creer que el Atpdea no se renovaría a fin de año. El ministro de Asuntos Campesinos boliviano, Hugo Salvatierra, también aprovechará estos resultados para tramitar la despenalización de la coca y cambiar su denominación actual como sustancia peligrosa.

Según el ministro, Estados Unidos tiene un marcado interés en crear un clima de desestabilización en la región andina. “Eso explica que sus informes de reducción de cultivos sean generalmente favorables a Colombia”, explicó Salvatierra. Y algo de razón tiene. A pesar del crecimiento de los cultivos de coca en 2005, Bogotá ya está tramitando una ayuda adicional de Washington que permitirá duplicar las fumigaciones el año próximo. Estas fumigaciones, que son parte de la política de erradicación forzosa que impulsa la Casa Blanca, fueron denunciadas por organismos internacionales y, especialmente, por Ecuador, por sus efectos contaminantes.

Salvatierra recordó los cuestionamientos de Estados Unidos cuando el gobierno boliviano decidió detener las erradicaciones forzadas que venían implementando las administraciones anteriores. “Ahora se está llevando a cabo una política de eliminación de plantaciones excedentes con base en el diálogo y la concertación”, destacó el ministro como una de las causas para la disminución de los cultivos de coca. El nuevo sistema se basa en una serie de acuerdos entre el gobierno y las federaciones de campesinos cocaleros en los que consensúan la extensión que tendrán los cultivos legales de coca.