La violencia religiosa está alcanzando niveles sin precedentes en Irak. Un grupo de hombres encapuchados entraron a un barrio sunnita y mataron a 42 personas a sangre fría. Horas más tarde, un doble atentado con coche bomba, frente a una mezquita chiíta en Bagdad, dejaba más de 25 muertos y alrededor de 59 heridos. Por otra parte, cuatro soldados estadounidenses fueron formalmente acusados por el asesinato de una familia iraquí entera y la violación de una niña de doce años.

Por la mañana, un grupo de hombres vestidos de civil y encapuchados entraron en un barrio de mayoría sunnita de la capital y establecieron falsos cordones policiales. Luego se metieron en las casas y asesinaron a al menos 42 personas. El jeque Mahmud al Sudani, imán chiíta de la mezquita de Fatima Zahra, del barrio de Yihad, afirmó que se trata de un acto de represalia luego de los diversos ataques de que ha sido objeto su comunidad. “Estos últimos cinco meses, vecinos chiítas han sido asesinados o echados del barrio”, afirmó el jeque, que pertenece al movimiento radical chiíta de Moqtada Sadr.

Algunas horas más tarde, más de 25 personas murieron y 59 resultaron heridas en un doble atentado con coche bomba cerca de una mezquita chiíta en el barrio de Kasra, en Bagdad, justo cuando los fieles salían del edificio. Ante el nivel creciente de violencia, el presidente iraquí, Jalal Talabani, pidió moderación. “Hoy estamos al borde de un abismo al que no queremos que caigan los iraquíes: el del asesinato en base a la identidad y la masacre de inocentes sin razón”, subrayó el mandatario. Moqtada Sadr, cuyas milicias son señaladas como posibles responsables en estos hechos, abogó por una reunión extraordinaria del Parlamento y por un encuentro urgente de los líderes políticos para evitar una guerra civil.

Además, más de una docena de personas murieron en diversos ataques en el país. Ayer por la mañana, tropas iraquíes, apoyadas por las fuerzas estadounidenses, entraron al bastión chiíta de Qadamiya en busca de grupos militantes acusados de asesinar a decenas de sunnitas. La ofensiva militar dejó nueve muertos, 30 heridos y siete detenidos. Por otro lado, dos religiosos sunnitas murieron en Samarra, al norte de Bagdad. A todo esto, la policía iraquí continúa encontrando cuerpos acribillados.