Un juez italiano ordenó ayer que 26 estadounidenses y cinco italianos fueran juzgados por el secuestro de un clérigo egipcio en 2003. Los estadounidenses, prácticamente todos agentes de la CIA, se fueron de Italia hace tiempo y salvo que este país diera los pasos para capturarlos de las calles de los suburbios estadounidenses donde viven, es altamente improbable que respondan a los cargos personalmente.

El gobierno italiano todavía tiene que enviar el pedido de extradición del fiscal al gobierno de Estados Unidos. Está esperando que la corte constitucional dictamine si el fiscal en el caso se excedió en los límites constitucionales cuando ordenó que se intervinieran los teléfonos de los agentes del servicio secreto italiano. Pero bajo la ley italiana, los agentes pueden ser juzgados in absentia. El caso marca un hito ya que el sistema judicial italiano defiende los derechos de aquellos residentes legales dentro de sus tierras a estar protegidos de lo que los estadounidenses llaman “rendición extraordinaria”.

Abu Omar, cuyo nombre real es Osama Moustafa Hassan Nasr, caminaba el 17 de febrero de 2003 hacia la mezquita en Milán donde es imán, cuando fue introducido en la parte trasera de una camioneta y llevado a la base estadounidense de Aviano, cerca de Venecia. Desde ahí fue transportado en avión a Alemania, donde lo cambiaron a una nave que lo llevó a Egipto y ahí, encarcelado. Cuando fue finalmente liberado se le dijo que tenía prohibido hablar con los periodistas a riesgo de que lo volvieran a encarcelar. Le dijo a un periodista italiano que era un “hombre quebrado”. En una entrevista con la televisión estatal italiana, su abogado dijo que Abu Omar quiere regresar a Italia, donde tiene el estatus de refugiado político. Entre los otros acusados se encuentra Nicolo Pollari, el ex jefe de la inteligencia militar italiana, y su ex vice, Marco Mancini.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.