La parapolítica parece haber alcanzado a lo más alto del ejército colombiano. Bogotá se conmocionó ayer con las denuncias del diario estadounidense Los Angeles Times, que vinculan al comandante de esa fuerza, el general Mario Montoya, con uno de los jefes paramilitares que dominaba hasta hace unos años la ciudad de Medellín, Diego Murillo, alias Don Berna. El gobierno colombiano rechazó las acusaciones y el propio Montoya les pidió al diario estadounidense y a su fuente, la CIA, que demostraran sus denuncias con pruebas. Desde la oposición, el senador Gustavo Petro, del Polo Democrático, recordó que su partido había hecho la misma denuncia hace tres años en el Congreso.

Según el diario estadounidense, el vínculo entre Montoya y Don Berna quedó demostrado durante la gigantesca operación “Orión” dirigida por el ahora comandante del ejército en octubre de 2002 contra grupos armados en Medellín. Esa ofensiva, en la que murieron 14 personas, fue ordenada por Uribe dos meses después de asumir por primera vez. El informe de la CIA sostiene que Montoya firmó un pacto con Fabio Jaramillo, un lugarteniente de Don Berna, quien durante los años ochenta estuvo al servicio del capo del cártel de Medellín, Pablo Escobar. “Pretender que un general firme un documento con un paramilitar no sólo es ingenuo y torpe, sino que muestra hasta qué punto es falso el informe”, se defendió Montoya.

El jefe del ejército también aseguró que el diario estadounidense no se habría basado en un informe de la CIA, sino de una agencia de inteligencia aliada. Sin embargo, Los Angeles Times también sostuvo que la denuncia había sido corroborada por el agregado militar del Pentágono en Bogotá, Ray Vélez. Montoya también negó esto, mientras que Vélez optó por el silencio. Lo cierto es que la parapolítica no deja de mostrar sus tentáculos y cada vez complica más al uribismo, que sigue intentando limpiar su imagen frente a Estados Unidos, en un momento en que el Congreso discute la renovación del Plan Colombia y la ratificación del TLC.