Lunes, 11 de junio de 2007 | Hoy
EL MUNDO › LA CONSERVADORA UMP GANO LA PRIMERA VUELTA DE LAS LEGISLATIVAS
Sarkozy y su partido se beneficiaron de la dinámica del voto presidencial. Obtendrían entre 405 y 470 escaños. El socialismo, que ocuparía entre 100 y 150 bancas, llamó a cortar el avance de “una derecha absoluta”.
Por Eduardo Febbro
desde París
Los socialistas franceses perdieron ayer hasta los oídos de sus electores. Los incesantes llamados a la movilización lanzados por todos los dirigentes del PS no alcanzaron a contener la anunciada avalancha azul que tapó ayer la Asamblea Nacional al cabo de la primera vuelta de las elecciones legislativas. El partido del presidente Nicolas Sarkozy alcanzó uno de los mejores resultados de la historia de la derecha, la izquierda quedó reducida a un club privado y la extrema derecha a una carta postal en miniatura. Francia le dio a su presidente la mayoría que éste reclamaba para aplicar sus reformas. La derecha francesa conquistó ayer una supremacía de 39,54 por ciento de los votos –46 con sus aliados– mientras que el PS, con 24,73 por ciento, supera los porcentajes obtenidos por la candidata socialista en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, pero se sitúa por debajo del 30 por ciento necesario para pasar con la cabeza en alto. Unida, PS, Partido Comunista, ecologistas y trotskistas, la izquierda totalizaría un 39 por ciento, lo que equivale a un resultado sensiblemente mejor al obtenido en las legislativas de 2002. Estos porcentajes, no obstante, dejan a la izquierda arrinconada en un reducto parlamentario testimonial.
Según las proyecciones de los institutos de sondeos, la derecha ocuparía entre 405 y 470 escaños de los 577 que estaban en juego, mientras que el PS puede esperar un abanico que va de 100 a 150, los comunistas entre seis y doce escaños y los ecologistas de uno a tres. Organizada cinco semanas después de la elección presidencial, esta consulta estuvo marcada también por una altísima tasa de abstención, casi 40 por ciento, la más alta de toda la Quinta República francesa. Los electores no respondieron a las continuas interpelaciones de los dirigentes socialistas que los convocaron a votar para limitar la potencia de la ola azul que cubrió la Asamblea. La izquierda está de rodillas. Sarkozy se benefició con la dinámica del voto presidencial. Esta elección también confirma la bipolarización de la política francesa, ya manifiesta en la cita presidencial. Los partidos minoritarios, comunistas, trotskistas, ecologistas y extrema derecha salieron aislados de las urnas. Estas consagraron a las dos grandes fuerzas protagonistas, UMP –el partido del presidente– y el PS. El Partido Comunista se enfrentó una vez más a la evidencia de su ocaso y al riesgo de perder, por primera vez en el último cuarto de siglo, su propio grupo parlamentario en la Asamblea.
La gran sorpresa del domingo fue la decapitación de la extrema derecha. Los gloriosos años del 10 y el 14 por ciento son trofeos del pasado. El partido xenófobo de Jean-Marie Le Pen –que tanto pesó en los últimos 25 años– cayó en picada: con apenas 5 por ciento de los votos, la extrema derecha ya no detenta más la clave de la segunda vuelta. Otro gran perdedor es el centrista François Bayrou y su partido MoDem. Bayrou pasó del 18 por ciento que sacó en la primera vuelta de la elección presidencial de abril y mayo pasados al 7 por ciento actual. A su vez, la mitad de los 11 ministros del actual gobierno pasaron la barrera del 50 por ciento en la primera vuelta y las proyecciones para la segunda colocan a los demás en posiciones confortables.
Los socialistas pagaron un amargo tributo en las urnas. El primer secretario del PS, François Hollande, hizo un llamado “a todos los republicanos” para cortar el avance de “una derecha absoluta”. Toda la izquierda entonó al unísono el mismo canto: levantar muros de votos para que, dentro de una semana, la derecha no concentre un poder total. Casi imposible especular con que, de aquí a la segunda vuelta del próximo 17 de junio, la Francia electoral corrija el éxito aplastante que le ofreció a la UMP. Convencidos por la política de apertura aplicada por el presidente y su consecuencia más práctica, la participación en el gobierno del presidente Sarkozy de varios líderes socialistas, y por las copiosas promesas de Sarkozy, entre ellas jugosos regalos fiscales, los electores apostaron por una continuidad conservadora sólida. El voto de ayer no le dejó a la izquierda siquiera un intersticio para respirar. Regiones como Bretaña, Aquitania y Poitu-Charantes, que habían votado generosamente por Ségolène Royal en las presidenciales, permanecen atornilladas en los bancos de la derecha. Un puñado de detalles revela la extrema dificultad en la que se encuentra el PS, doblemente sancionado en las urnas presidenciales y legislativas y en plena guerra de sucesión.
La mayoría de los lugartenientes de Royal saldrá en posición desfavorable a la segunda vuelta. Esta situación hipoteca en parte las ambiciones de la candidata, que quería apoyarse en este resultado para imponerse dentro del partido. Su antiguo director de campaña, sus dos portavoces, el secretario nacional encargado de la economía y el portavoz del PS enfrentan un ballottage dificultoso. La izquierda socialista no salió del pantano. Globalmente, las urnas reiteraron el mensaje de las presidenciales: con menos de 40 por ciento de los votos, la izquierda francesa se estabiliza en cifras históricamente débiles que le impiden hacerle sombra a la derecha. Para la UMP y Nicolas Sarkozy, la primera vuelta legislativa fue una caja de resonancia de la consulta presidencial. La estrategia de Sarkozy y su acelerada manera de ocupar todos los espacios del terreno político resultaron provechosas. El estado de gracia del presidente le permitirá jugar con todas las cartas en la mano frente a unos adversarios inmersos en la dinámica contraria: la falta de juego definido por exceso de juegos.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.