Martes, 3 de julio de 2007 | Hoy
EL MUNDO › INVIERTE EN INFRAESTRUCTURA PARA COMBATIR AL NARCO
El combate contra el narcotráfico en Río de Janeiro ahora tendrá una pata social. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció ayer que el gobierno mejorará la vida en las favelas para competir también en el ámbito social con el crimen organizado. El plan es invertir 1680 millones de dólares en obras de saneamiento y urbanización durante los próximos cuatro años. La iniciativa será parte del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), el megaproyecto de inversión de este segundo mandato.
La semana pasada la policía de Río y fuerzas de seguridad nacionales rodearon e invadieron el Complejo de Alemán, un grupo de doce favelas del norte de la ex capital brasileña, controladas por los comandos que dirigen el tráfico de drogas, de armas y otras actividades ilegales. Los 1350 agentes que ingresaron el miércoles pasado con tanques, topadoras y armamento pesado no se contentaron con hacer retroceder a los narcos, sino que llegaron para quedarse. O, al menos, mientras duren los Juegos Panamericanos, que llenarán de deportistas la ciudad durante la segunda mitad de este mes.
Hasta ahora, el gobierno de Lula y las administraciones estaduales habían optado por echar mano al ejército o a la policía cuando querían mandarle un mensaje al crimen organizado o frenar su avance en las favelas. Estas ofensivas, sin embargo, eran muy cuestionadas por los vecinos de los precarios barrios, los movimientos sociales y la izquierda, ya que muchos civiles quedaban atrapados en medio del fuego cruzado. Además, sostenía la oposición, era sólo una solución coyuntural, que no hacía nada para evitar un nuevo rearme o reagrupación de los narcos.
Lula parece haber escuchado estas críticas. “Queremos competir con el crimen organizado, seguros de que sólo vamos a derrotarlo cuando consigamos llevar beneficios a los lugares más pobres del país”, señaló el mandatario durante un acto público en San Pablo, otro centro asediado por el poder de los comandos narcos. Estos lograron ganarse la simpatía de muchos de los habitantes en las favelas brasileñas ocupando los lugares vacíos que dejaban las autoridades. Financian obras de infraestructura, reparten comida y proveen medicamentos a todos los vecinos que lo acepten. El proyecto de inversión es parte de un acuerdo de cooperación que alcanzaron en los últimos tiempos Lula y el gobernador de Río, Sergio Cabral. Entre las obras está previsto el abastecimiento de agua en el barrio Baixada Fluminense y en la Región Este, la descontaminación de las bahías de Guanabara y Sepetiba y el traslado de pobladores que habitan zonas de riesgo hacia lugares más seguros.
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