Domingo, 22 de julio de 2007 | Hoy
EL MUNDO › UNA TONELADA DE COCAINA COLOMBIANA POR DIA INGRESA AL PAIS
Por Jonathan Miller *
Desde Bissau
Bienvenidos al primer estado narco de Africa, un país de sólo 1,5 millón de habitantes pero con un pujante comercio de drogas. Todos los días una tonelada de cocaína colombiana pura transita por los pantanos del territorio y la cadena de islas que conforman Guinea-Bissau, la mayor parte destinada a Europa. Las fuentes de inteligencia occidentales lo describen como “el peor problema de tráfico de drogas que hemos encontrado en el continente africano” y admiten que han estado engañados por su mera escala. “Cuanto más sabemos, más impresionados estamos por las cifras que se manejan. Hemos estado lentos para darnos cuenta”, dijo uno de los jefes de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos en Europa.
Los estimados conservadores sugieren que los embarques mensuales de cocaína a través de esta pequeña ex colonia portuguesa en Africa Occidental valen más que diez veces su producto bruto nacional anual, que deriva mayormente de las exportaciones de castañas de cajú sin procesar. El Banco Mundial ubica a Guinea-Bissau como el quinto país más pobre del mundo, pero sus autos último modelo andan por las calles de la destruida capital, Bissau. Las agencias antinarcóticos y de inteligencia occidentales creen que hasta dos pequeños aviones bimotores cargando 800 kg. de cocaína aterrizan en las pistas de Guinea-Bissau todas las noches, habiendo cruzado el Atlántico desde Sudamérica. El valor de una tonelada de cocaína en las calles de las capitales europeas es aproximadamente de 102 millones de dólares.
Un vocero de la Agencia contra el Crimen Organizado Británico, responsable de las operaciones contra el tráfico de drogas, dijo: “El uso de Guinea Bissau para los grupos de traficantes colombianos como un punto de embarque es una importante preocupación. Guinea-Bissau surgió como un punto clave de nexo para traficar cocaína de Latinoamérica a Europa”. Desde los pantanos y ensenadas a lo largo de su costa atlántica de 640 kilómetros de largo y de un archipiélago de 90 islas la cocaína es embarcada hacia el norte. Parte va en barco, oculta en madera o contenedores. Parte va en aviones ligeros; parte se confía en las redes de crimen organizado usado para contrabandear inmigrantes ilegales a Europa, y parte es transportada por “mulas”.
La semana pasada, el principal defensor de los derechos humanos del país, Mario Sa Gomes, lanzó un ataque feroz sobre la complicidad del Estado en el tráfico de drogas, y dijo que estaba “amenazando la dignidad de la gente de Guinea-Bissau y nuestra integridad territorial”. En una emisión de radio nacional dijo: “La forma más rápida de encontrar una solución es la inmediata remoción de los jefes de las fuerzas armadas y de la policía”.
A la hora, se había emitido una orden de arresto para Gomes, que entró en la clandestinidad. La policía del Ministerio del Interior visitó repetidamente su hogar. Su padre, Jean Gomes, dijo: “Estoy preocupado porque creo que si lo agarran lo matarán. Más tarde entrevistamos a Mario Sa Gomes en secreto. Dijo: “Lo que digo es verdad; todos saben que en Guinea-Bissau el poder lo tienen los militares. Es una guerra internacional la que estamos peleando. Necesitamos protección”. Dijo que sabía que estaba jugándose la vida al hablar así.
Y si la cantidad de cocaína confiscada por la policía en el vecino Senegal es un referente, el tonelaje que pasa debe ser inmenso.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Do-yhambéhère.
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