Las FARC finalmente contestaron, aunque no fue lo que esperaba el gobierno de Alvaro Uribe. Según un comunicado difundido ayer por la agencia cubana Prensa Libre y que confirmó haber recibido Hugo Chávez, la cúpula de la guerrilla anunció que ya dio la orden de liberar a tres secuestrados. Se trata de la compañera de fórmula de Ingrid Betancourt, Clara Rojas, su hijo nacido en cautiverio y la diputada Consuelo González. Con este gesto las FARC rechazaron la última propuesta del gobierno colombiano –una zona de encuentro para discutir el canje humanitario– sin ganarse el repudio de los países amigos –Francia y Venezuela– y de los familiares de los secuestrados.

El comunicado de las FARC fue enviado por mail ayer a la mañana a la oficina de la agencia de noticias cubana en Bogotá. “Ante la infamia uribista y como desagravio al presidente Chávez, a la senadora Piedad Córdoba y a los familiares de los prisioneros aceptamos su llamado a liberar a la doctora Clara Rojas, a su pequeño Emmanuel y a la doctora Consuelo González como muestra incuestionable de la esperanza que habíamos depositado en su papel facilitador”, dice el texto. Los tres secuestrados –continúa el comunicado– serán entregados al presidente venezolano o a quien él elija. No se adelanta una fecha o un plazo, pero la cúpula deja en claro que ya dio la orden.

Mientras el presidente Uribe se reunía con el Alto Comisionado para la Paz Luis Carlos Restrepo para discutir cómo responder al gesto unilateral de la guerrilla, los familiares de los casi 50 secuestrados que participan del canje humanitario no dudaron en salir a celebrar. Una de las primeras fue la madre de Clara Rojas. “Espero que esta vez sean liberados. Sería el mejor regalo de Navidad que Dios nos podría dar después de tanto sufrimiento”, dijo sin disimular su optimismo Clara González de Rojas.

Desde París, amigos y familiares de Ingrid Betancourt y el propio presidente Nicolas Sarkozy también celebraron el gesto de las FARC. Su hijo, Lorenzo Delloye, aprovechó para volver a presionar al presidente Uribe para que agilice las negociaciones con la guerrilla. “Parece que ahora el gobierno colombiano tiene que responder favorablemente”, señaló. Sin embargo, el comunicado no pareció haber cambiado las opiniones ayer en el Palacio de Nariño. El presidente Uribe, después de discutir varias horas con sus asesores, se limitó a recordar que las FARC no habían entregado pruebas de vidas de Rojas y su hijo, ni de otros 29 rehenes canjeables. Minutos después, Restrepo puso en duda el comunicado.

Uribistas como opositores consideraban ayer imposible que la liberación unilateral de los tres secuestrados ayudara a acercar a Bogotá y Caracas. “El anuncio de las FARC es un acto de solidaridad hacia los secuestrados y hacia Chávez. Pero veo muy difícil que consiga que Uribe dé marcha atrás en su enfrentamiento con su par venezolano”, le dijo a este diario el uribista Oscar Lizcano, hijo de uno los diputados asesinados este año y coordinador de la Comisión de Paz de la Cámara baja. Lo mismo opina el senador opositor Gustavo Petro. “Hoy un acercamiento entre los dos presidentes es tan improbable como un acercamiento entre el gobierno colombiano y las FARC”, explicó.

Para Petro el gesto de las FARC es en realidad el punto final del compromiso que habían alcanzado con el presidente venezolano, cuando éste todavía ejercía como mediador. “Están cumpliendo con la promesa de liberar a algunos rehenes antes de fin de año”, señaló. Según esta explicación, la eventual liberación de Rojas, su hijo y la ex congresista no cambiará en mucho las negociaciones para conseguir el canje humanitario, es decir, el intercambio de unos 45 secuestrados por cerca de 500 guerrilleros presos. “La única opción para conseguir el canje es que presionemos dentro y fuera del país a las FARC y a Uribe”, aseguró Petro.