Jueves, 20 de diciembre de 2007 | Hoy
Lee Myung Bak será el primer mandatario que se enfrenta a una investigación judicial. Promete ser firme con Norcorea.
De mendigo a millonario y presidente de Corea del Sur. El ex empresario conservador Lee Myung Bak arrasó ayer en las elecciones presidenciales de ese país, poniendo fin a diez años de gobiernos liberales. Con un 89 por ciento de los votos escrutados, el ganador conseguía el 48,2 por ciento de los sufragios, mientras que su inmediato contendiente, el oficialista Chung Dong-Young, sólo alcanzaba el 26,7 por ciento de los votos. Esta es la mayor diferencia en elecciones en la historia surcoreana.
Sus adversarios políticos ya reconocieron la victoria de Lee, un ex presidente ejecutivo de Hyundai que prometió durante la campaña reactivar la economía surcoreana y adoptar una postura más firme respecto de Corea del Norte. “Querido pueblo, me dieron un apoyo aplastante”, dijo el candidato ganador a su electorado desde el cuartel general del Partido Gran Nacional (GNP). “Los serviré cortés y humildemente. Daré lo mejor de mí para reactivar la economía del país”, añadió.
Sus principales rivales, el candidato liberal del partido gubernamental Unión por una Nueva Democracia, Dong-Young, y el independiente conservador Lee Hoi-Chang aceptaron la derrota. “Acepto humildemente la decisión del pueblo”, dijo Chung muy emocionado. El hasta ahora presidente surcoreano, Roh Moo-Hyun, también felicitó al ganador.
Por su parte, el Departamento de Estado norteamericano saludó la victoria de Lee señalando su esperanza en continuar la cooperación con Seúl para el desarme nuclear norcoreano. “Felicitamos al presidente electo Lee por su victoria”, dijo el vocero adjunto, Tom Casey. “Washington tiene una larga historia de cooperación y amistad con Corea del Sur y espera que eso continúe con este nuevo gobierno”, agregó. “Tenemos un número importante de temas en nuestra agenda bilateral, incluyendo las conversaciones a seis bandas”, dijo respecto de la desnuclearización de Corea del Norte.
Con 66 años, Lee Myung Bak se convertirá el próximo 25 de febrero en el primer presidente surcoreano surgido del mundo de los negocios, que le permitió acumular una fortuna de unos 37 millones dólares. Pero también será el primer mandatario que se enfrenta a una investigación judicial. A principios de este mes, los fiscales del Estado lo absolvieron de su presunta implicación en un caso de malversación de fondos, un escándalo que había enturbiado su campaña para suceder al presidente saliente Roh Moo Hyun.
Cuando parecía disiparse el vendaval, el fin de semana pasado surgieron nuevas pruebas contra Lee, lo que llevó a sus rivales en el Parlamento a pedir una nueva investigación por parte de un fiscal independiente. Sin embargo, el escándalo financiero no pudo impedir que muchos electores consideraran a Lee como el candidato mejor formado para reactivar la nación surcoreana, marcada por un fuerte aumento del desempleo entre los jóvenes, un creciente abismo entre salarios y la caída de los precios del sector inmobiliario. “Cuando prosperan las empresas, lo hacen también su entorno y la economía en general”, dijo el ex empresario en la campaña. Su lema electoral era igual de sencillo: “¡Sean exitosos!”, alentaba.
Como en las novelas, Lee es el sueño surcoreano del éxito, un hombre nacido en una familia pobre que logró hacerse paso en el mundo empresarial y político. Con sólo 35 años era el jefe de la principal constructora del país, Hyundai Engeneering and Construction.
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