Jueves, 21 de febrero de 2008 | Hoy
EL MUNDO › EL CANDIDATO OBTUVO DIEZ VICTORIAS CONSECUTIVAS
Con las dos últimas victorias en Wisconsin y Hawai, el rival de Clinton en el Partido Demócrata ya es el claro favorito a la victoria final. La ex primera dama está abajo en número de delegados y en los sondeos.
Por Antonio Caño *
Desde Dallas
Peor aún que sus dos últimas derrotas el martes –y la de Wisconsin fue grande y muy significativa– debió ser para Hillary Clinton comprobar que los canales de televisión interrumpían su discurso de la noche electoral para conectar con Houston, donde Barack Obama empezaba a hablar. Un aire de irrelevancia empieza a rodear la candidatura de Clinton al mismo tiempo que el sentimiento de victoria se apodera de la del senador de Illinois. A falta del veredicto final de Texas y Ohio, esta campaña parece a punto de decidirse.
No sólo las televisiones despreciaron a Clinton. También el candidato republicano, John McCain, lo hizo. Sin mencionarlo por su nombre, McCain, que obtuvo el martes otros tres triunfos, ya rituales, se dirigió en su discurso únicamente a Obama como potencial rival para la presidencia y enseñó sus armas de cara a ese posible duelo. “Los ciudadanos no van a seguir una llamada al cambio, elocuente pero vacía, que no promete más que unas vacaciones de la historia”, dijo el senador de Arizona.
Hillary Clinton vive, en efecto, horas desesperadas. Ha perdido diez primarias de forma consecutiva. Está por detrás de Obama en número de delegados elegidos y se le escapan día tras día más superdelegados (los altos cargos del partido). Ha recolectado en el último mes una tercera parte del dinero de Obama (36 millones de dólares frente a 13), está sistemáticamente ya por detrás de él en las encuestas nacionales y ve recortarse también por minutos la ventaja que llevaba en Texas y Ohio, donde las primarias se celebran el 4 de marzo.
El senador por Illinois logró 1354 delegados, contra 1263 que suma la ex primera dama –según datos de Real Clear Politics que monitorea las internas en Estados Unidos–, y se acerca paulatinamente a los 2205 necesarios para obtener la nominación. Esta ventaja, sin embargo, es leve y no determinante aún, por lo que se espera que ambos precandidatos endurezcan la disputa y desplieguen todas sus armas de cara a las próximas y cruciales internas del 4 de marzo en Texas, Ohio, Rhode Island y Vermont, que repartirán 370 delegados demócratas en total.
Los medios de comunicación, que hasta hace poco jugaban con la candidatura de Obama como con un globo que jamás tocaría tierra, se frotan los ojos para aceptar el hecho de que ya es el claro favorito a la victoria final. Todos los artículos y dudas sobre su inexperiencia o su superficialidad parecen a estas alturas estrellarse contra el entusiasmo ciego del movimiento que se ha generado en torno de este hombre.
Wisconsin, un estado de mayoría blanca, con un censo demócrata formado por trabajadores, mujeres y sindicatos, y con unos ingresos y un nivel educativo de nivel medio, parecía un lugar hecho a la medida de las condiciones de Clinton. Sin embargo, perdió por 17 puntos, la misma diferencia por la que ella ganó en su estado de Nueva York. Obama mordió de forma considerable la base electoral de Clinton entre los obreros, entre las mujeres (las de menos de 60 años) y entre los electores de inferiores estudios. Al mismo tiempo, reforzó su predominio entre los hombres blancos, que lo respaldaron en una proporción de dos a uno.
Especialmente importante es la fortaleza demostrada por Obama entre los independientes, un grupo en el que ganó más del 60% del voto. Clinton había disminuido en días anteriores el significado de Wisconsin precisamente por la ventaja que Obama tiene entre los independientes, que son una gran proporción en ese estado. Pero es precisamente esa ventaja la que le permite a un partido o a otro ganar la Casa Blanca en noviembre. Son los independientes los que deciden en lugares como Wisconsin, Missouri o Florida, y es allí donde se gana la presidencia.
Ohio, donde la composición del electorado es muy similar a la de Wisconsin, es otro de esos estados llamados “fluctuantes”. Y, atención, porque Obama avanza también entre los hispanos en Texas. La marginalidad de Clinton, por tanto, se va haciendo más notable cada día. El propio Obama apenas la mencionó en su discurso del martes por la noche. Cuando habló de un debate no se refirió al que hoy está previsto en Texas con su oponente demócrata, y que se supone trascendental de cara a la próxima ronda de primarias, sino al que dijo estar deseando tener con John McCain.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12
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