Jueves, 21 de febrero de 2008 | Hoy
EL MUNDO › ELEGIRA EL PROXIMO DOMINGO A SU PRESIDENTE TRAS LA RENUNCIA DE FIDEL
En la isla se da por descontado que el hermano menor de los Castro será elegido a la cabeza del próximo gobierno. Fue Raúl quien en un discurso el 26 de julio pasado prometió cambios, siempre dentro del modelo socialista. Reconoció que la economía debe modernizarse y que había que adaptarse a las necesidades actuales.
Por María Laura Carpineta
A la cautela y la tristeza, le siguieron las expectativas. Ayer las conversaciones en la calle y los cafés en La Habana ya no se centraban en en el paso al costado que dio Fidel Castro, sino en qué hará el próximo gobierno. El domingo la recién elegida Asamblea Nacional nombrará al nuevo Consejo de Estado y a su presidente. El pronóstico casi indiscutible es que Raúl Castro, el hermano menor de Fidel que fungió como presidente interino durante casi dos años, será el hombre elegido para dirigir al país. Ayer en la capital todos recordaban las promesas de cambio que había pronunciado el 26 de julio pasado: “Nunca debemos creer que lo que hacemos es perfecto y no volverlo a revisar”.
Las palabras de Raúl fueron discutidas en escuelas, fabricas, centros sociales y hasta en la Asamblea Nacional durante el último año, y ayer fueron reafirmadas a este diario por un dirigente de la vieja guardia, Roberto Fernández Retamar. “No puedo predecir cuáles serán los nuevos cambios, pero es lógico esperar que ellos atiendan a lo que las cubanas y los cubanos hemos estado demandando públicamente desde el discurso de Raúl el pasado 26 de julio”, aseguró el director de la Casa de las Américas, diputado y referente de la dirigencia comunista de la isla. “Eso sí –aclaró–, siempre dentro del modelo socialista.”
El pronóstico de Fernández Retamar, un veterano dirigente de la Revolución de 80 años, es compartido por muchos cubanos. “Lo importante ahora son los cambios que vienen”, contestó ayer Beatriz, una empleada de 52 años ante la lluvia de preguntas de los corresponsales extranjeros. “Ustedes los periodistas van a tener mucho trabajo”, les dijo con una sonrisa que no dejaba distinguir entre la ironía y la esperanza. Beatriz, como muchos de sus compatriotas, tiene muy frescas las promesas de Raúl.
En aquel acto del 26 de julio, el presidente interino no se quedó en las tradicionales anécdotas de la toma del Cuartel de la Moncada y los llamados a defender la Revolución, sino que sorprendió con una autocrítica. Reconoció que los salarios ya no eran suficientes para vivir dignamente y que la economía debe modernizarse y adaptarse a las necesidades actuales.
“Yo veo hasta ahora mucho ruido y pocas nueces”, sostuvo ayer Pedro, un hombre de 58 años que tuvo que agarrar un segundo trabajo como electricista para poder mantener a su familia. Poco le importa la paciencia que piden desde el gobierno. El martes a la noche, fue el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, el hombre designado para pedir el apoyo de la sociedad. “Debemos comprometernos con Fidel en que seremos capaces todos unidos, ahora y siempre, de mantener en alto la dignidad de esta patria, de hacer esta patria cada vez más justa, más libre, más independiente, más soberana, más hermosa”, aseguró uno de los máximos dirigentes de la isla durante un acto oficial.
Pero aun quienes sostienen que no mucho ha cambiado en el último año del gobierno de Raúl, advierten que las cosas podrían cambiar ahora que el veterano dirigente dejará de ser el hermano menor para ser el presidente elegido. “Los cambios llegarán poco a poco, pero tendrán que venir inevitablemente, hay muchas cosas que no funcionan y muchos problemas que tendrá que resolver el próximo gobierno”, aseguró Yailín Sánchez, una economista recién recibida.
El margen de debate que abrió Raúl con su ya famoso discurso del 26 de julio hizo que varios reclamos sociales salieran a la luz. Figuras cercanas al gobierno como el cantautor Silvio Rodríguez y miembros del movimiento estudiantil hicieron escuchar sus voces en las últimas semanas en contra de las restricciones para viajar al exterior y conectarse a internet. La imagen de un estudiante cubano discutiendo con Alarcón en el seno de la Asamblea Nacional dio vuelta al mundo.
Anoche desde el oficialismo aseguraban que el domingo próximo Raúl recibirá la luz verde para avanzar con los “cambios estructurales” que prometió. El Legislativo debe elegir a los miembros del nuevo Consejo de Estado y poner fin al gobierno colegiado que designó Fidel para reemplazarlo. El Consejo está compuesto por un presidente, un primer vicepresidente, cinco vices más, un secretario y 23 cargos más, la mayoría equivalentes a secretarías.
Raúl seguramente será elegido presidente y los otros dirigentes que lo acompañaron en estos últimos 19 meses se ganarán un lugar privilegiado en el Consejo. Pero Fidel no desaparecerá de la escena política. Oficialmente fue elegido como diputado y nada le impide integrar algún cargo del Consejo de Estado. Extraoficialmente, como dice Fernández Retamar, un hombre que lo acompañó durante los 49 años de la Revolución, “seguirá orientando”.
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