Desde Pristina

El comandante de las fuerzas de la OTAN en Kosovo se movió rápidamente para afirmar su autoridad en la frontera norte de la recién nacida nación. El teniente general Xavier de Marnhac, comandante de las fuerzas de paz conducidas por la OTAN (Kfor), dijo que los puestos destruidos el martes serían reconstruidos y renombrados. “Quiero que todos sepan de mi determinación para mantener y restaurar un ambiente seguro en Kosovo”, insistió. El 90 por ciento de la población de Kosovo es albanesa, pero los cuatro distritos más al norte, incluyendo la dividida ciudad de Mitrovica, son abrumadoramente serbios.

El martes, la policía Kfor que hacía guardia en dos puestos fronterizos entre estos cuatro distritos y Serbia fueron obligados a ocultarse en un túnel mientras sus puestos eran destruidos por los hooligans autorizados por el Estado. Serbia se niega a reconocer la declaración de independencia de Kosovo del domingo. Después de que los puestos fueron destruidos, el ministro serbio para Kosovo, Slobodan Samardzic, dijo que la acción no era “linda pero era legítima”. Ayer, Mitrovica, dominada en el norte por los serbios, fue escenario de otra manifestación contra la independencia de Kosovo y contra la misión de la UE enviada para apoyar la joven policía, el Poder Judicial y aduanas estatales. No hubo informes de nueva violencia.

El canciller serbio, Vuk Jeremic, dijo en Strasburgo que las relaciones de Serbia con Estados que reconocían la independencia de Kosovo estaban irreparablemente dañadas. “Las relaciones con esos Estados no pueden ser las de antes”, insistió. Serbia está retirando a sus embajadores de los países que reconocen a Kosovo, incluyendo a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Austria. Jeremic fue cuidadoso en enfatizar que el punto de Belgrado es con los países individuales y no con toda la UE, a la que Serbia aspira unirse pronto.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.