Sábado, 10 de mayo de 2008 | Hoy
EL MUNDO › PERú LO ACUSABA DE TERRORISMO
La Corte Suprema boliviana decidió no extraditar a un ex asesor de Evo Morales. Walter Chávez había sido reclamado el año pasado por el gobierno peruano por sus supuestos vínculos con la extinta guerrilla Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA). Ayer el máximo tribunal determinó que no sólo no existen pruebas para demostrar los cargos de terrorismo, sino que además el periodista peruano goza de asilo político en el país desde hace dieciséis años.
Según la causa que sigue abierta en la Justicia peruana, Chávez habría sido señalado por dos empresarios locales como el emisario del MRTA que los extorsionó en 1990, cuando esa guerrilla vivía su apogeo. A pesar de que el delito sucedió hace dieciocho años, recién cobró relevancia política –y jurídica– hace uno. Por esta razón, Chávez siempre se declaró un perseguido político y un chivo expiatorio para manchar la imagen del presidente indígena.
Tanto el ex asesor de comunicación como sus amigos y compañeros en La Paz recuerdan que siempre mantuvo una vida pública en Bolivia. Primero se hizo conocido como periodista. Lo que empezó como una tímida carrera lo fue catapultando de a poco a la selecta casta de intelectuales de ese país andino. Pasó por los diarios Hoy y La Razón, creó varias revistas, incluyendo Juguete Rabioso, uno de los medios más renombrados del país. En los últimos años, también había dirigido la versión boliviana de Le Monde Diplomatique. Pero el salto final hacia la escena pública lo dio fuera de los medios.
En diciembre de 2005, el primer presidente aymara de Bolivia le ofrecía el cargo de asesor de comunicación del Ministerio de la Presidencia. Era la forma de agradecerle por la excelente campaña mediática que había conducido. Aunque él siempre lo negó, muchos dijeron que él fue una parte esencial del comando electoral del Movimiento al Socialismo (MAS). Después de ganar la presidencia, los medios bolivianos destacaron el rol de Chávez en la campaña. Sin embargo, le tomó casi dos años más a la Justicia peruana detectar la presencia del periodista en la vida política boliviana.
Aunque se distanció del gobierno no bien surgió el pedido de extradición, Chávez mantiene muy buenas relaciones con el gobierno y el presidente Morales. Este último, seguramente por consejo de su ex asesor, no salió a defender personalmente al periodista peruano, pero sí lo hicieron sus ministros, voceros y aliados.
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