Viernes, 6 de noviembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › RICARDO GARCIA NAPORES, CUBA
Por Fernando Krakowiak
Ricardo Sotero García Nápores, embajador cubano en Haití, afirma que los proyectos en el país centroamericano no deben provenir del exterior.
–Cuba no forma parte de la Minustah, pero coopera con Haití. ¿Cuál cree que deberían ser los próximos pasos de la Minustah?
–Cuba tiene una experiencia de cooperación con Haití que ya lleva once años. Se inició en 1998 para dar respuesta frente a un desastre hidrometeorológico y los primeros pasos fueron para ayudar a socorrer a miles de damnificados. Luego el vínculo siguió fortaleciéndose y actualmente tenemos diez proyectos de cooperación. Nuestra posición es que Haití necesita una ayuda más de carácter económico y social que militar porque, si no se combate la pobreza extrema, la tendencia a la inestabilidad política seguirá. La Minustah ha tenido un papel importante en la seguridad a través diversos programas que ha ejecutado, incluso de corte social, de infraestructura y de formación de recursos policiales, pero a mí no me corresponde decir qué papel debería jugar a partir de ahora.
–Algunos países latinoamericanos que integran la Minustah tienen una posición similar a la suya, pero en la ONU el mayor poder de decisión es de EE.UU.
–Si Estados Unidos tiene la voluntad política de ayudar a Haití debe hacerlo en el terreno social y no militar.
–¿Y quién decide qué tipo de modelo social hay que apuntalar? El asesor del gobierno estadounidense, Paul Collier, dice que se debe promover la maquila.
–Los proyectos de desarrollo no deben venir del exterior. En Haití hay pobreza extrema, pero también hay gente muy capaz que debe tomar esas decisiones. Hay que ver qué piensan, porque históricamente se tiende a pensar por los haitianos y los resultados no fueron buenos. En mi opinión, la maquila no es la solución. Ya se ensayó en Haití en la década del ’80, cuando gobernaba Baby Doc. Estuvo basada en el bajo costo de la mano de obra y terminó convirtiendo a Haití en un país mucho más dependiente. Antes se autoabastecía de productos agrícolas, pero la liberalización destruyó la economía nacional.
–¿Se puede esperar que la burguesía haitiana impulse un proyecto nacional mientras está tan vinculada con los Estados Unidos?
–Es muy difícil. En Haití no existe una burguesía nacional porque no ha invertido en el desarrollo de la nación, ni ha hecho esfuerzos para reducir la pobreza del pueblo.
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