Viernes, 6 de noviembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › MARCEL YOUNG, CHILE
Para Marcel Young, embajador chileno en Haití, las instituciones todavía son frágiles y por eso se requiere una cierta presencia de tropas.
–¿La participación latinoamericana en la Minustah no sirvió para legitimar la destitución de Aristide?
–No vinimos para legitimar lo que había ocurrido sino pensando en el futuro. Nuestro interés era que hubiera una salida democrática y se respetaran los derechos humanos. Estoy seguro de que si no hubiéramos estado Argentina, Brasil y Chile, esto hubiera sido como Afganistán donde instalaron a un señor que ganó por fraude. Acá se buscó privilegiar una política de diálogo.
–Sin embargo, hay denuncias de que la Minustah reprimió en Cité Soleil provocando varios muertos.
–Fue muy difícil el trabajo en Cité Soleil porque estaba copado por bandas armadas. Cuando se atacó se cometieron errores por no haber contado con un buen trabajo de inteligencia previo. Además, habrá que hacer una investigación a fondo porque no aceptamos los excesos. En lo personal debo decir que es un error garrafal que las Naciones Unidas hayan traído fuerzas especiales de policía. No tenemos por qué reprimir a los estudiantes o a quienes reclaman aumentos de salario. Son luchas sociales que ocurren todos los días en nuestros países. No tiene sentido tener una fuerza que se ocupe de esos temas y eso fue aceptado por unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU. Distinto es el caso del ejército porque trabaja en los caminos dándole seguridad a la gente y respalda a la policía haitiana con una presencia que busca disuadir.
–En el contexto actual de estabilización política y reducción de la violencia, ¿tiene sentido que la Minustah permanezca?
–Las instituciones todavía son frágiles y creo que se requiere una cierta presencia de tropas, aunque no tan amplia como hasta ahora. En lo policial yo mantendría solamente instructores que acompañen para ayudar a profesionalizar a la policía haitiana.
–¿Cómo ve la participación de Estados Unidos?
–Estados Unidos está estudiando el caso de Haití, pero todavía no tiene claro qué posición tomar. Dos de los “mesías” que tiene abocados a formular proyectos para Haití, Paul Collier y Jeffrey Sachs, tienen propuestas diferentes. Sachs se preocupa por la agricultura y Collier por las maquilas, pero ninguno habla de cómo fortalecer el Estado. No les interesa porque no les es funcional.
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