Sin ninguna explicación de por medio, el secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont renunció la noche del miércoles a su militancia en el Partido Acción Nacional (PAN) y sumió a la administración de Felipe Calderón en una grave crisis política.

Hace 15 meses, Calderón dijo que Gómez Mont es un “panista por los cuatro costados”. Fue la mayor justificación que dio para nombrarlo secretario de Gobernación el 10 de noviembre de 2008, seis días después de la muerte de su delfín, Juan Camilo Mouriño, al estrellarse en la Ciudad de México el avión en que viajaba.

Al menos lo parecía. Gómez Mont fue miembro del Comité Ejecutivo Nacional, del Consejo Nacional y de la Comisión Política del Partido Acción Nacional. Como diputado federal en 1991 ocupó la presidencia de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados durante la LV Legislatura. Fue miembro de la Comisión Federal Electoral y representante por varios años del Partido Acción Nacional ante el Instituto Federal Electoral.

En su carta de renuncia, dirigida al presidente nacional del PAN, César Nava, Gómez Mont dice que se retira del PAN “debido a razones que me veo obligado a no revelar por discreción profesional”. Su renuncia se conoció unas horas después de anunciarse la alianza panista con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) para competir juntos por el gobierno del estado de Oaxaca, algo a lo que se había opuesto públicamente el responsable de la política interior de México y cabeza del gabinete de la administración de Felipe Calderón.

El 21 de enero, en un foro sobre reforma política, Gómez Mont dijo: “Yo coincido que en términos de coaliciones electorales se debe garantizar un efecto de gobierno... no me parece que de alguna manera se acaben convirtiendo en una especie de fraudes electorales que buscan decisiones sin contenido, o sea bajo la lógica del contrato político. Creo que son profundamente antidemocráticas y que en ese sentido empobrecen una relación seria entre los políticos y la sociedad, porque otra vez, y con todo respeto, son los riesgos en donde la mercadotecnia política sustituye al programa político”. Al día siguiente, al referirse a las alianzas entre PAN y PRD en varios estados para enfrentar al PRI, Gómez Mont insistió que “una alianza desdibujada que no implica una oferta política al electorado no es democrática”.

La alianza en Oaxaca entre PAN-PRD no es la única. También van juntos en Durango y no se descartan en Puebla, Hidalgo, Veracruz y Quintana Roo. Legisladores del PRI confirmaron que Gómez Mont había pactado la aprobación de un paquete de reformas económicas en la Cámara de Diputados a cambio de que el PAN no participara en alianzas con el PRD en las elecciones locales de este año, particularmente en Oaxaca.

El hermetismo en torno de la renuncia de Gómez Mont reavivó el deporte político nacional: la especulación. Una de dos, Gómez Mont pactó con el PRI a espaldas del presidente Calderón y de su partido, o el PAN decidió aliarse con el PRD a contrapelo de las órdenes de sus jefes políticos.

Ninguno de los analistas y comentaristas políticos que de inmediato trataron de interpretar la renuncia de Gómez Mont al PAN se atrevió a vincular su separación a los posicionamientos políticos que un día antes hizo el secretario de la Defensa Nacional, el general Guillermo Galván, quien dictó una serie de medidas necesarias para salvaguardar la seguridad interior del país.

En lo que sí coincidieron casi todos es en lo difícil que será que Gómez Mont se mantenga en el cargo. “¿Cómo puede estar el secretario Gómez Mont confrontado con su partido, y seguir siendo fiel al presidente Calderón, jefe natural del PAN?”, editorializó el periódico La Jornada.