El dolor y la emoción inundaron las calles de Moscú ayer, con motivo de los funerales celebrados por las 39 víctimas de los atentados suicidas en el metro capitalino este lunes. ¡Déjenme en paz!, gritaba la hija de la víctima Zoukhoumor Ibraguimov, de 60 años, quien falleció en uno de los vagones del subterráneo tras las explosiones. Ibraguimov fue una de las tres víctimas enterradas en el cementerio de Kotliakovskoi, ubicado en el sudeste de Moscú. Mientras tanto, un grupo de estudiantes con bufandas negras y claveles rojos marchaban con la pompa fúnebre para dar el último adiós a su amigo, el joven Nikolai, muerto con tan sólo 22 años. Jubilados, policías, empresarios y hasta inmigrantes residentes en Rusia presentaron sus condolencias por los fallecidos en las explosiones perpetradas por dos mujeres suicidas en el metro local en la hora pico de la mañana, impotentes en su intento de frenar las lágrimas. Las ceremonias fúnebres continuaron a lo largo de toda la jornada, en distintas partes de la ciudad y en las regiones de Chejov y Kaluga, ubicadas en las afueras de la capital. Según trascendió, los gastos de los entierros estarán a cargo de la alcaldía de Moscú. Aún permanecen más de 80 afectados por los ataques en once hospitales de la capital, tres de ellos en estado crítico.