Viernes, 2 de abril de 2010 | Hoy
EL PAíS › LAS CLAVES DEL REPUNTE DEL FIN DE SEMANA LARGO
Por Cledis Candelaresi
Nadie puede dudar de que un aumento del 12 por ciento en el turismo de Semana Santa es prueba de la buena performance de la actividad, que viene en ascenso desde el fin del año pasado. Hay algunas razones clave para el auge de este fenómeno protagonizado por la clase media, que tiene cierta capacidad de ahorro y se está volcando al consumo. Una es el previsible “rebote” de este rubro, después de la crisis que sufrió el año pasado por la irrupción de la gripe A. Otra está asociada a la inflación: los viajes suelen ser una alternativa a los bie-nes durables como refugio contra la suba de precios.
La gripe, en primer lugar, y los remezones de la crisis financiera internacional hicieron caer fuerte el turismo durante la primera mitad del año pasado, configurando un piso bajo para hacer la comparación de los datos que surgen en el 2010. La enfermedad resintió dramáticamente los planes de la temporada invernal de viajeros argentinos y los avatares económicos que sacudieron al mundo fueron un cóctel letal para el turismo interno, tanto de residentes como de extranjeros.
Pero el control del virus y la recuperación económica permitieron cambiar rápidamente el cuadro, empezando por una mejora contundente en el turismo receptivo. La afluencia de estos viajeros creció un 17 por ciento en febrero respecto de 2009 (cuando el promedio de todo el año había acusado una baja del 14 por ciento). El dato tiene más significación si se atiende que los visitantes foráneos gastaron en suelo local (básicamente porteño) 340 millones de dólares, contra los 181 millones que dejaron los argentinos que fueron al exterior.
Esa baja y posterior suba se replica en el caso de los turistas argentinos que eligen los destinos locales, no amedrentados porque esta actividad está entre las que experimentaron mayores incrementos de precios en los últimos meses.
Para Ricardo Roza, de la Asociación Argentina de Agencias de Viajes y Turismo, esta especie de boom de Semana Santa es una consecuencia de comparar lo que pasa con el bajo piso del año pasado. A su juicio, se trata de un rebote y, por lo tanto, de algo “excepcional”. Después vendrá la calma, y la actividad seguirá aumentando a tasas del 3 o 4 por ciento anual, pronostica.
La fecha tiene otra particularidad. Muchos argentinos que en el verano eligen playas de la región u otro país del mundo más distante, ahora se quedan cerca. Por eso lugares selectos como Cariló o El Calafate tienen un nivel de ocupación muy alto, por encima de un destino medio como Mar del Plata (70 por ciento), superado a su vez por otros con connotación religiosa como Tandil (cerca del 100), o similar a las termas entrerrianas, donde la demanda oscila entre esos dos valores.
El repunte del turismo local fue nítido desde la temporada estival y está alentado por la reaparición del financiamiento al consumo en una cantidad importante de cuotas fijas, que se utilizan para cubrir lo que los empresarios del rubro llaman “los colaterales”. Es pobre la venta de viajes en cuotas. Pero es mucha la cobertura de los gastos durante las vacaciones con el plástico.
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