Luiz Inácio Lula da Silva adelantó ayer los temas que discutirá con George Bush y también los que no discutirá. El presidente brasileño pedirá que Estados Unidos baje el arancel aduanero al etanol, producto que monopolizará gran parte del encuentro, y que termine con los subsidios agrícolas. Lula fue igual de claro sobre lo que no se tratará en su reunión con Bush: Chávez. “Yo respeto la soberanía de cada país. Creo que no hay espacio para que discutamos problemas de otros países”, aseguró el mandatario, en referencia a Venezuela.

Tanto los analistas como los legisladores estadounidenses habían visto en esta gira una posibilidad para reconstruir los lazos con América latina y contener la influencia del presidente venezolano. “No creo que el presidente Bush venga a conversar conmigo de un asunto como ése”, afirmó Lula, intentando bajar el tono de las especulaciones. Y a continuación prefirió ahondar en los temas que le interesa discutir con su par estadounidense.

En primer lugar, la anulación de los subsidios agrícolas de los países más ricos. Hace varios años que este tema viene dominando las negociaciones en la OMC, enfrentando a los países subdesarrollados con las naciones más avanzadas. Brasil, al igual que el resto del Mercosur y Latinoamérica, quiere que los países desarrollados dejen de subvencionar sus productos agrícolas y les permitan ingresar a sus mercados en igualdad de condiciones. Algo similar sucede con el etanol. “En Estados Unidos hablan mucho de libre comercio, pero les gusta proteger sus productos. No tiene sentido la alta tasa que Estados Unidos impone al alcohol brasileño”, cuestionó Lula.

El presidente brasileño sabe que este es el momento para presionar. Actualmente, en Estados Unidos el maíz –la materia prima que utilizan para producir etanol– está cada vez más cara, mientras que en Brasil sigue manteniendo el precio más barato del mercado mundial. Por eso, la empresa estatal Petrobras ya está analizando la posibilidad de ampliar sus proyectos de inversión para la producción de este biocombustible, que hoy en día contempla un plan de 2400 millones de dólares para los próximos cinco años. El incremento de las inversiones sería necesario, ya que una disminución en las tasas aduaneras estadounidenses significaría una multiplicación de las exportaciones a ese país. El año pasado 1800 millones de litros de etanol brasileño entraron al mercado estadounidense, a pesar de los altos impuestos.