Ni Guillermo Moreno ni Martín Lousteau. Cristina Fernández se olvidó por un rato de la fatigosa pelea entre los hombres de economía y le cedió el protagonismo de su anuncio más concreto ante la Asamblea Legislativa a la presidenta del Banco Nación, Mercedes Marcó del Pont, La próxima semana, dijo, la jefa de la entidad oficial lanzará una línea de créditos para la inversión, orientada a micro, pequeñas y medianas empresas. “Será a tasas y plazos accesibles”, prometió.

Página/12 pudo saber que serán préstamos a 10 años, con una tasa de interés “neutra” en término de precios, es decir, equivalente a la inflación oficial proyectada. Habrá una combinación de tasa fija y variable y un esquema flexible del Banco Central para su contabilización. Es la primera gran apuesta del Gobierno en un esquema que considera vital para la continuidad del modelo: ofrecer abundante financiamiento a los sectores productivos para que inviertan y puedan responder a la fuerte demanda sin disparar los precios.

Cristina se reunió con Marcó del Pont la semana pasada para pedirle que tuviera todo listo para los días siguientes, dado que quería anticipar la implementación de los préstamos en su discurso en el Congreso. El lanzamiento oficial está previsto para pasado mañana. La Presidenta remarcó ante los legisladores que el Gobierno seguirá defendiendo el rol de la banca pública, y que pondrá dinero para financiar la inversión aun cuando el sector privado se resista. En ese sentido, Cristina les reprochó a los banqueros privados –muchos de ellos sus aliados, como Jorge Brito del Macro y el grupo Eskenazi– que se concentren en la entrega de créditos al consumo, muy rentables para las entidades financieras, pero se olviden del financiamiento para la producción.

“La banca privada está muy líquida –recordó Cristina– y la exhortamos a reorientar su cartera de créditos no sólo al consumo sino también a la inversión productiva, hacia el crecimiento del sistema.” “Desde la banca pública estamos dispuestos a implementar una política de financiamiento” en esa dirección, completó.

El Banco Nación se presenta en esta etapa como el instrumento central para esa tarea. Alberto Fernández y Lousteau hablaron a fines del año pasado de la inminente creación de una banca de desarrollo, pero hasta el momento no se avanzó en esa idea. Tampoco está a la vista que el Banco del Sur pueda comenzar a operar en el corto plazo. Fuentes del Gobierno dijeron a este diario que “el Nación tiene que liderar el proceso de crédito para la inversión”. “Si la economía sigue creciendo a estas tasas y las pymes no invierten, las empresas con espalda financiera se terminarán quedando con todo. Existe un riesgo serio de profundizar la concentración”, indicaron.

La entidad oficial obtuvo ganancias el año pasado por casi 800 millones de pesos y registró una morosidad inferior al 7 por ciento. Una ventaja adicional es que cuenta con un enorme colchón de liquidez, del orden de los 15.000 millones de pesos. Por esa razón dicen que no habrá restricciones en la oferta de los nuevos créditos blandos para pymes. El objetivo en una primera etapa es atender a unas 5000 empresas, mientras que se estima que en un plazo de dos años más de 10.000 pymes podrían conseguir uno de los créditos que empezarán a ofrecerse desde el próximo miércoles. Los préstamos serán para equipamiento, logística, ampliación o instalación de plantas, entre otros fines.