Un día antes del encuentro con las entidades agropecuarias, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner pudo mostrar un frente interno consolidado.

Recibió en su despacho al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, quien había mostrado diferencias con el Gobierno por la suba de las retenciones, al punto de que faltó al acto que la Presidenta encabezó en Parque Norte. En las fotos, lejos de las diferencias, a la Presidenta y al gobernador se los vio sonrientes.

De acuerdo con la versión que daban anoche en la Casa de Gobierno, el encuentro se hizo a solicitud del cordobés, interesado en cerrar la brecha abierta con la Presidenta.

De los gobernadores justicialistas, Schiaretti fue de entrada el que más distancia tomó del Gobierno desde que estalló el lockout agropecuario. En los últimos días, incluso, llegó a amenazar con ir a la Justicia en caso de que el Gobierno no enviara a su provincia el dinero que le correspondía por la coparticipación.

Con todo, en la Rosada siempre fueron más contemplativos con Schiaretti que, por ejemplo, con el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, un rebelde más tardío. Para empezar, a Schiaretti no lo cuentan dentro de la fuerza propia, nunca fue kirchnerista por más que se ha mostrado más cercano al Gobierno que su antecesor, José Manuel de la Sota. Por otro lado, tenían en cuenta que en las elecciones a gobernador Schiaretti había perdido en las ciudades y obtenido una ventaja decisiva en el interior, por lo que en buena medida debía responder a la gente de campo que cortaba las rutas. Algunas localidades del interior cordobés, como Laboulaye, estuvieron entre los focos más fuertes de la protesta agropecuaria.

A partir de ahí, Córdoba se convirtió un poco en el principal foco territorial de la oposición. Hoy mismo, el principal enemigo de Schiaretti, Luis Juez, realizará allí una reunión con dirigentes de otros partidos para discutir la situación.