El reparto de las veintiséis comisiones de la Cámara alta y sus presidencias desató una vertiginosa serie de reuniones entre senadores de la oposición y del oficialismo que culminó con una cumbre en el despacho del kirchnerista Miguel Pichetto. Allí, el titular del bloque K, junto al santacruceño Nicolás Fernández, recibió las exigencias de todo el arco opositor, representado por Gerardo Morales (UCR), Adolfo Rodríguez Saá (PJ disidente), María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica) y el peronista pampeano Carlos Verna. El apoyo de Verna, quien se había declarado independiente de ambos bandos, sumó a la oposición los dos votos necesarios para alcanzar 37, contra los 35 que acumula el oficialismo y sus aliados. Con ese número en la mano, los opositores reclamaron la presidencia de 14 comisiones y la mayoría (8 miembros de los 15) en las 26 totales. El oficialismo descartó de plano la idea, aunque las negociaciones seguirán abiertas en los próximos días.

La clave de las conversaciones estuvo centrada en la posición de Verna y María Higonet, los dos peronistas pampeanos que inclinaron finalmente la balanza a favor de la oposición. Hasta ayer ambos bloques políticos se atribuían el apoyo de los senadores, pero por la noche la oposición logró sentarlos de su lado. Fuentes cercanas al ex gobernador de La Pampa aseguraron que él no pretende presidir ninguna comisión, pero sí integrar algunas que considera de interés para su provincia. Presupuesto y Hacienda, Coparticipación Federal y Agricultura y Ganadería son algunas de las que solicitó.

Pichetto aseguró que como condición para un acuerdo, el Frente para la Victoria debía presidir seis comisiones calificadas como de “gestión”: Presupuesto y Hacienda, Asuntos Constitucionales, Acuer-

dos, Defensa, Relaciones Exteriores y Justicia, esta última incorporada a último momento. Pero además, el oficialismo reclama ser mayoría en esas comisiones.

Desde temprano existieron múltiples reuniones, tanto de los distintos bloques como de los senadores por separado. Verna protagonizó buena parte de los encuentros. Morales negoció en representación de la UCR, el bloque opositor mayoritario (16), y Rodríguez Saá, por el interbloque de peronistas disidentes (13). Acompañando esa postura se mantenían también los cordobeses Luis Juez y Norma Morandini, el porteño Samuel Cabanchik, la santafecina Roxana Latorre y Estenssoro.

Con la carta de los pampea-

nos sobre la mesa, el oficialismo quedó en una posición similar a la de diciembre último en la Cámara de Diputados. En aquel momento, el juego de algunos legisladores de centroizquierda a favor de los opositores duros obligó al oficialismo a perder terreno en las comisiones, que terminaron resolviéndose en una votación en el recinto.

Esa posición es la misma que adoptaría el bloque del Frente para la Victoria: si las negociaciones no terminan en un acuerdo que los beneficie, la cuestión se resolverá en el recinto en la sesión preparatoria del 24 de febrero.

Más allá de la situación alcanzada anoche, las negociaciones continuarán hasta el mismo día de la sesión. La inestabilidad del bloque opositor no garantiza que no haya cambios de escenario a catorce días de la definición. Un punto flojo del acuerdo está en la posición de la senadora correntina Josefina Meabe, quien integra al Partido Federal y respondía al ex gobernador Arturo Colombi. Meabe no se alineó con el actual gobernador, Ricardo Colombi, no integra el bloque radical y su partido no tiene proyección política a futuro ni a nivel nacional ni provincial.

Para reforzar la idea, los opositores recuerdan que cuando presentaron una carta ante el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, reclamando por la coparticipación, alcanzaron 37 adhesiones. En verdad, 34 miembros redactaron un escrito unificado, mientras que Meabe armó uno propio y los dos pampeanos otro.