El gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, buscó diferenciarse del gobierno nacional durante el discurso de apertura de las sesiones legislativas en su provincia al sostener que la inflación es “un tema preocupante que puso a las provincias en una situación delicada”, aunque evitó definirse como opositor. “Más allá de mi irrenunciable pertenencia política, mi deber es velar por lo que considero mejor para los salteños y para los argentinos en general –sostuvo el mandatario–. Sin dogmatismos ni obediencia debida, apoyaré a todas las políticas nacionales que comulguen con esos objetivos, y no lo haré con aquellas que no los cumplen.” Por su parte, otro gobernador peronista pero no oficialista, el puntano Alberto Rodríguez Saá, comparó la situación actual con la previa a la Revolución de Mayo de 1810 y consideró que “la corrupción de los rangos de todo el Gobierno ha llegado a su último término”.

El núcleo del discurso de Urtubey estuvo centrado en las dificultades de las provincias con mayor índice de necesidades básicas insatisfechas (NBI) para salir de esa situación, algo a lo que apunta el plan que presentó el lunes ante la presidenta Cristina Kirchner y una quincena de sus pares en el almuerzo que mantuvieron en Olivos. “Es inocultable la inequidad reinante en la distribución de los recursos en nuestro país”, señaló nuevamente ayer, al reclamar la creación del Fondo de Convergencia, que priorice los recursos para el desarrollo de las regiones más postergadas.

Si bien reclamó que “el escaso aumento de los recursos coparticipables y un índice de precios que colocó a la inflación como tema preocupante para los argentinos puso a las provincias en una situación delicada”, Urtubey se cuidó de separarse de Julio Cobos, que en los últimos días atacó al Gobierno por este tema. “Es fácil decir a todo que sí y mucho más fácil decir a todo que no –sostuvo–. Lo mío es más difícil, se trata de discernir, analizar y tomar decisiones.”

En la apertura de sesiones de la legislatura de San Luis, el gobernador Rodríguez Saá denunció que la Nación le debe a esa provincia casi cuatro mil millones de pesos y buscó hacer un paralelismo entre la coyuntura del país ahora con la que había hace 200 años, previa al 25 de mayo de 1810. Para eso leyó un fragmento de un comunicado del Cabildo de Buenos Aires escrito en 1808 en el cual se denuncia que “la corrupción de los ramos de todo el Gobierno ha llegado a su último término”, y luego agregó, de su propia cosecha, que “en la administración de justicia se procede sin sujeción a las leyes”, que “la policía no conoce reglas”, que “el Ministerio de Economía se maneja sin planes y con criminal indolencia” y que “todo es un trastorno en esta Argentina, un desorden que lleva tras de sí la ruina del Mercosur”.