Viernes, 16 de abril de 2010 | Hoy
EL PAíS › DURANTE LA SESION, COBOS ADMITIO QUE NO ESTABA CLARO EL PROYECTO
Cuando quedó claro que no tendría 37 votos, la oposición cambió el proyecto de reforma del impuesto al cheque. Cobos pidió devolverlo a la Comisión de Coparticipación para analizar el texto, pero después avanzó con la postura de la UCR.
Por Sebastián Premici
La sesión donde se votó la coparticipación del impuesto al cheque pasó a formar parte del sainete legislativo de los últimos meses. El dictamen que había suscripto la oposición el día 3 de marzo exigía la aprobación de 37 senadores (mayoría especial). Así lo reconocían los legisladores de todo el abanico opositor durante las semanas previas a la sesión que comenzó el miércoles y finalizó ayer por la madrugada. El heterogéneo grupo antikirchnerista negoció hasta último momento la posibilidad de conseguir las 37 voluntades –incluso había sugerido incluir algunas propuestas del oficialista Luis Viana para conseguir su apoyo y el de Marcelo Guinle–, pero, cuando se dieron cuenta de que no llegarían a ese número, apostaron a cambiar la redacción original del dictamen para que la aprobación fuera con una mayoría simple. Cuando la jugada opositora quedó transparentada, el oficialismo apeló a que Julio Cobos interpretase cómo se tenía que votar. El vicepresidente reconoció durante su discurso el sentido de la jugada opositora y llegó a decir que no quedaba clara la redacción, por lo que propuso devolver el proyecto a la comisión.
“Acá interpretamos nosotros”, intervino Gerardo Morales, titular de la bancada de la UCR. Y así fue. El abanico opositor terminó votando a favor de su jugada, a pesar de las irregularidades reconocidas por el propio Cobos.
El proyecto del abanico opositor proponía modificar el artículo 3 de la ley del impuesto al cheque. En su redacción fijaron que lo recaudado se distribuiría entre Nación y provincias según los artículos 3 y 4 de la Ley de Coparticipación. “Con esta redacción hacían falta los 37 senadores. Por eso se propuso la modificación. Para derogar asignaciones específicas, no necesitamos mayorías especiales”, afirmó Sonia Escudero (PJ, Salta), casi al final del debate.
Cuando promediaban las 21 del miércoles, la oposición cayó en la cuenta de que no tenía los números necesarios para llegar a los 37 votos. Las primeras bajas las habían tenido con Guillermo Jenefes (FpV, Jujuy), quien había dicho que votaría junto a la oposición, y María José Bongiorno, el primero en Washington y la segunda con licencia médica. Carlos Menem fue la tercera baja.
Con este escenario, los distintos bloques empezaron a negociar la modificación de su dictamen en función de una propuesta de Luis Viana (FpV, Misiones), quien estaba a favor de la coparticipación del impuesto al cheque pero con la condición de que el dinero recaudado fuera distribuido directamente a los municipios. De esta manera, los bloques antikirchneristas pensaban sumar a Viana y a Marcelo Guinle (FpV, Chubut). Pero el oficialismo negoció primero y Guinle abandonó la Cámara durante la tarde noche del miércoles.
Con dos números abajo, los abogados del Peronismo Federal empezaron a pergeñar otra estrategia que fue presentada en el recinto por el pampeano Carlos Verna y defendida por el radical Ernesto Sanz. El nuevo proyecto fijó en su primer artículo la derogación del artículo 3 de la ley del impuesto al cheque. De esta manera, se buscaba que el tributo modificado quedara comprendido dentro de un impuesto común, sin asignación específica, según la interpretación opositora. Es decir, de la actual distribución 70 por ciento para la Nación, 30 por ciento para las provincias (asignación específica), el tributo quedaría bajo la distribución tradicional de la Ley de Coparticipación (42,34 para la Nación y 54,66 por ciento para las provincias).
Una vez blanqueada esta jugada, todo fue sainete. Pichetto tomó la palabra y, en su discurso, le pidió a Cobos que sea él quien “interprete” la Constitución Nacional para definir la forma de votación.
“Solicito que se ponga a consideración la interpretación. No tiene que interpretar la presidencia” (es decir, Cobos), disparó Morales.
Después de la insistencia del jefe de los radicales, el presidente del Senado tomó la palabra. “Como fui gobernador, tengo una interpretación similar a la de la senadora Escudero (votar por mayoría simple), a pesar de que Pichetto no la comparta”, aseveró Cobos. Sin embargo, no todo era tan claro en las palabras del titular del Senado.
“Hay aquí, por analogía, algunas situaciones similares a cómo la señora Presidenta, para evadir de alguna forma un decreto que estaba en la Justicia, generó un decreto paralelo o similar. En este caso, veo una analogía similar. Y lo digo con todas las de la ley, porque el texto del proyecto original, como bien reconoció el bloque que lo trajo aquí, estaba incluido en una mayoría especial. La propuesta de Verna sale de ese marco, pero no deja que uno interprete que se le está buscando una vuelta para conseguir, a lo mejor, una mayoría simple” (sic, versión taquigráfica). En forma resumida, aceptó el argumento del oficialismo.
Antes de dar su veredicto, Cobos le pidió a Morales reconsiderar el tema y volver a la Comisión de Coparticipación para analizar nuevamente el texto. Los senadores Viana y Bortolozzi se sumaron a ese pedido. Sin embargo, la oposición avanzó.
–Interpretamos nosotros. Esa es la moción de orden –insistió Morales.
–Usted tiene que velar por el cuidado de las normas y la Constitución –retrucó Pichetto, dirigiéndose a Cobos.
–Lo voy a someter a consideración del cuerpo y lo que decida el cuerpo será la opinión y me haré responsable –concluyó Cobos.
La oposición consiguió una mayoría simple de 35 legisladores para darle media sanción a la coparticipación del impuesto al cheque. Ahora, se inicia una nueva puja político-judicial alrededor del sainete legislativo.
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