Viernes, 30 de julio de 2010 | Hoy
EL PAíS › DECLARO LA PRIMERA MUJER COMO TESTIGO EN LA CAUSA SOBRE LA UP 1 DE CORDOBA
Norma Susana San Nicolás habló de fusilamientos, los tormentos especiales recibidos por una compañera de origen judío y las violaciones como prácticas comunes en la cárcel. Describió que una presa dio a luz atada y esposada a la cama.
Las presas políticas de la Unidad Penitenciaria 1 de Córdoba durante la dictadura fueron sometidas a torturas físicas y psíquicas tanto o más brutales que los varones. Norma Susana San Nicolás, la primera ex detenida que declara en el juicio al dictador Jorge Videla y otros treinta represores del Tercer Cuerpo de Ejército, enumeró ayer los “traslados” que presenció durante 1976, aludió a las violaciones como prácticas comunes en la cárcel y relató cómo el entonces teniente Gustavo Adolfo Alsina estaqueó a una detenida luego de obligarla a revolcarse en el barro mientras se ufanaba de “lo que soy capaz de hacer con todos ustedes”.
Presa entre octubre de 1975 y el mismo mes de 1982, San Nicolás recordó que era delegada del Centro de Estudiantes de la Escuela de Ciencias de Información de Córdoba y que su secuestro se produjo a partir de un listado confeccionado por la dirección de la institución, a cargo de una persona de apellido Requena. El operativo en su casa estuvo a cargo del fallecido comisario Américo Romano. Pasó sus primeros días de cautiverio en la sede del Departamento de Informaciones (D2) de la policía provincial, donde sufrió “terribles golpizas, tormentos, torturas y vejaciones”, dijo. Después la llevaron a la cárcel de San Martín, donde tras el golpe de Estado comenzaron las ejecuciones de presos políticos.
La mujer recordó que los presos políticos sufrían condiciones infrahumanas de detención, incomunicación absoluta, y que eran obligados a efectuar sus necesidades fisiológicas en recipientes de lata. Las guardias de Alsina y de Enrique Mones Ruiz “eran las más violentas”, manifestó. Comentó que muchas de las presas estaban con sus hijos y que hasta una niña fue torturada torciéndole un dedo del pie. Entre las torturas psíquicas mencionó los insultos en función del credo, en particular en el caso de su compañera de celda Diana Fidelman, de origen judío, a quien amenazaban con “hacerla jabón” y le efectuaban el saludo nazi.
La testigo recordó las fechas y los nombres de las víctimas de cada uno de los fusilamientos que el Ejército informaba como enfrentamientos en intentos de fuga. Sobre el caso Fidelman, relató que había sido “trasladada” antes del asesinato. “Vinieron a buscarla y le dijeron que la iban a llevar a judiciales. Preguntó por qué a esa hora, era muy extraño, era de noche. Unos días después, Diana volvió y contó que la habían llevado a la D2 con varones del pabellón 8 y que había sido sometida a varios tipos de tormentos, incluso que había sido violada”, relató.
Luego recordó la actitud de Fidelman el día de su muerte, 17 de mayo de 1976. “Ella hablaba fuerte para que escucháramos. Explicaba que ya había sido sacada, interrogada, que estaba a disposición de la Justicia, que no entendía por qué la iban a llevar de nuevo. La ataron, la vendaron y se la llevaron”, contó. Ese día, junto a otros cuatro presos, fue fusilada en calle Neuquén, cerca de la cárcel para que el resto de los detenidos escucharan los disparos. “No pasó demasiado tiempo cuando se escucharon ráfagas y disparos. En un primer momento no asociamos que podía ser algo que había sucedido con Diana, pero al otro día, cuando vino la celadora de la mañana, desencajada, nos dijo: ‘Los mataron a todos’”, recordó.
San Nicolás relató que Marta González de Baronetto –esposa del actual secretario de Derechos Humanos de la Municipalidad, Miguel Baronetto– “había parido a su hijo Lucas atada y esposada a la cama”. “Cuando la vienen a buscar piensa que la van a llevar a anotar a su hijo. Le pide una campera a una compañera y me dice: ‘Lo voy a anotar al Lucas’. Yo sentí que no era para eso y le dije ‘preparate para lo que sea’”.
También detalló el estaqueamiento de mujeres. “Alsina había sacado a las detenidas Galárraga y Charo Muñoz, las había llevado a un patio. Había estaqueado a Charo Muñoz después de hacerla arrastrar en el barro y pretendía que Galárraga le echara agua”, dijo. Recordó que “no podía tragar la comida porque escuchábamos lo que pasaba en el patio. Alsina me vio parada y me dijo ‘¿Querés ver?’. Me agarró del brazo, me llevó a una celda, abrió la ventana y me dijo: ‘Mirá lo que soy capaz de hacer con todos ustedes’”.
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