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Desde Ushuaia

Llegó a la isla de Tierra del Fuego hace 23 años, desde Rosario. Es farmacéutica, tiene 46 años y el viernes cumplió tres como gobernadora de la provincia más joven del país. En coincidencia, este fin de semana comenzaron los festejos en la ciudad más austral del mundo con vistas al 1o de junio del 2011, cuando se cumplirán 20 años de la provincialización de Tierra del Fuego. Fabiana Ríos habló con Página/12 en su despacho, frente a las aguas del Canal de Beagle, de su ruptura con Elisa Carrió, la relación con el gobierno nacional, las señales que le manda a Hermes Binner y la formación de un nuevo partido, el Social Patagónico (PSP), al cual denomina “regional”.

–El próximo 26 de junio del 2011 habrá elecciones para gobernador en su provincia. ¿Usted irá por la reelección?

–Quiero seguir estando en política y mi deseo personal es seguir militando. Un sector de mi partido, el Social Patagónico, planteó la necesidad de que se continúe a través de mí otros cuatro años más en el gobierno, pero todavía no hay una expresión orgánica a nivel partidario. Si el proyecto y la decisión son ésas, está mi voluntad de acompañar y volver a presentarme para la reelección en Tierra del Fuego.

–Armar un partido nuevo a pocos meses de la votación, ¿no es arriesgado?

–El proceso lleva ocho meses. Los tiempos no los pusimos no- sotros. Cuando el ARI decide fusionarse en la Coalición Cívica, los fueguinos no fuimos consultados. Como nosotros ganamos aquí como ARI, nos quedamos sin partido estando en el gobierno. No había lugar para las especulaciones: había que resolverlo o esconderse. Y no somos de escondernos.

–¿El ARI desapareció en Tierra del Fuego?

–El ARI fueguino está intervenido desde hace poco más de un mes, por decisión de su conducción nacional. La mayor parte de los afiliados nos fuimos. Algunos armaron otro partido y otros formamos el Social Patagónico.

–¿Hace cuánto que no habla con Elisa Carrió?

–Van a hacer dos años.

–Si le tuviera que decir algo, ¿qué sería?

–No, ya nada... Porque lo que uno no puede hablar personalmente tampoco lo debe mandar a decir por los medios. Creo que hay tiempo para todo y el tiempo dirá si era necesario seguir hablando.

–¿Le extrañó su lanzamiento como candidata presidencial a pesar de que repetidas veces dijo que no lo volvería a ser?

–Lo que me extrañó fue que no tuviese una explicación. Sí, eso me extrañó.

–¿Cómo ve el panorama nacional post muerte de Néstor Kirchner?

–No veo cambios que preocupen. Habla muy bien de las instituciones argentinas. Quizás en algún otro momento ese hecho hubiera generado algún tipo de repercusión diferente. Pasó con dolor, con sorpresa y con un análisis de la situación social quizá por muchos no agendada. En términos políticos, si algo hubo, fue una merma en los niveles de agresión de la oposición a la figura de la Presidenta. Por un tiempo. Otra cuestión es que el golpe de la muerte de Kirchner lo acusó más la oposición que el oficialismo, que rápidamente se encolumnó detrás de Cristina Fernández. La oposición quedó viendo cómo seguía siendo oposición cuando la figura a la cual se había opuesto ya no estaba.

–¿El Social Patagónico es un aliado del gobierno nacional?

–No. El PSP es un partido autónomo, que tiene principios ideológicos que sostienen los partidos de centroizquierda y no se alía a un gobierno: simplemente coincide o no coincide con las políticas estatales planteadas.

–¿Ve a Cristina Kirchner para la reelección?

–Me parece razonable que desde el partido oficialista se pretenda que la Presidenta sea nuevamente candidata. Partidariamente, nosotros conformamos un partido regional, que es el primero de ese tipo en la Argentina, con una profunda mirada a la reforma política a nivel nacional, ya que hablamos del país en regiones pero tenemos partidos centralistas. Apostamos a que haya una conducción nacional que podamos construir entre todos en el tiempo en que lo podamos hacer.

–En referencia a esa conformación nacional, ¿cómo es su relación con el santafesino Hermes Binner?

–Siempre fue muy buena. Nos conocemos hace muchos años y compartimos ideales desde hace tiempo. Me preguntan si tengo un acercamiento a él y yo contesto que no puedo acercarme a él ahora porque nunca estuve lejos. No tiene que ver con lo electoral sino con el respeto, con el reconocimiento del trabajo realizado y con la coincidencia en los principios.

–En sus tres años de gobernadora, ¿sufrió algún tipo de discriminación de género?

–En la palabra, sí. No sé si lo pondría, como discriminación por género porque es muy difícil que te discriminen en hechos de no permitirte cosas cuando tenés un lugar de poder. Lo que sí sentí es que en el uso de la palabra hubo y hay alguna clase de desprecio por el género femenino: en el uso de epítetos, en el modo de tratarte y en el modo de responder ante una resolución, como que la palabra pública de mujer tiene menos decibeles que la palabra pública de varón.