El fiscal Edgardo Orfila pidió cuatro días de prisión para el dirigente de la Federación Tierra y Vivienda (FTV) Luis D’Elía, en el marco de la causa en la que se lo investiga por pegarle al productor agropecuario y asambleísta entrerriano Alejandro Gahan en 2008, cuando, al calor del conflicto por la resolución 125, se dirigieron a la Plaza de Mayo dos marchas, una a favor de los ruralistas y otra a favor del Gobierno. La defensa de D’Elía solicitó la absolución y la querella pidió 30 días por el delito de lesiones. La jueza en lo Correccional Patricia Susana Guichandut resolvió pasar a un cuarto intermedio hasta mañana para comunicar la sentencia. “Ni me importa la sentencia, porque esa noche el debate era la democracia contra las corporaciones”, dijo D’Elía a este diario.

“No somos violentos como ellos, que tiran medias reses en la ruta en un país en el que todavía tenemos pibes con hambre.” Era la noche del 25 de marzo de 2008 y, mientras caminaba agitado por Diagonal Norte hasta la Plaza de Mayo, pasando por el Obelisco, D’Elía explicaba con esas palabras a los periodistas que lo seguían qué era lo que lo movilizaba a la calle junto a su organización. “¿Cuánto te paga el Gobierno?”, le preguntó Gahan, quien comenzó a caminar junto a D’Elía como un marcador de fútbol. Otro hombre, canoso y de baja estatura, vestido de negro, pasó desde atrás del piquetero gritándole “¿Qué te pasa?, ¿qué hacés acá?”, mientras se ponía en guardia como un boxeador. “No empieces a provocar”, le contestó D’Elía, que seguía caminando a paso aceleradísimo. “¡Ustedes vinieron acá, mercenarios!”, insistió Gahan. D’Elía se dio vuelta y le lanzó una trompada diestra que impactó sobre su labio superior. A raíz de ese golpe, Gahan lo denunció. El juicio oral y público empezó ayer y concluiría mañana.

Página/12 dialogó con D’Elía sobre ese tema.

–Estamos pidiendo la nulidad del caso y la absolución, porque el tipo (Gahan) me siguió varios metros diciéndome “negro de mierda, mercenario”. Pero hay otra línea argumental, que tiene que ver con lo que pasó ese día. Decimos que ese día se puso en juego la continuidad democrática.

–Ese día fue el decimotercer día de lockout patronal. Y era 25 de marzo, o sea, cuando los procesistas honran a los asesinos del Proceso. Yo tuve la posibilidad de cruzar a Cecilia Pando rodeada por sus huestes a las 17.30, una hora y media antes de que hablara Cristina. Estaban en la confitería La Victoria, que está en Yrigoyen y Bolívar, frente a la Plaza de Mayo. Me cruzo ahí con una periodista de la BBC de Londres, que es argentina, y me plantea de hacer una nota, y yo en la nota me sorprendí de ver todo ese lugar lleno. Nos fuimos con un compañero a escuchar a Cristina al Salón Sur de la Casa de Gobierno. Ella hizo una descripción muy pormenorizada de lo que eran las retenciones móviles a los granos y explicó por qué no son confiscatorias. Cuando terminó de hablar, nos volvimos a la Comisión Nacional de Tierras y vimos que avanzaba un cacerolazo hacia la Plaza, con Pando a la cabeza. Lo crucial de todo esto es que hubo una maniobra destituyente y que los de Pando iban a ir más allá de lo que dijera la Presidenta.

–Ni me importa, porque esa noche el debate era la democracia contra las corporaciones. Ellos habían preparado un golpe destituyente de nuevo cuño, sin militares. Habían puesto a todos los procesistas como punta de lanza y pusieron todos los voceros que tenían en cadena convocando a la Plaza. La idea era juntar todo lo que pudieran y lograr que el Gobierno se cayera. Por eso no nos importa la condena. Nos importa que les paramos a las corporaciones una maniobra golpista.

–Abre el debate acerca de algo que planteó hasta la propia Presidenta en el libro de Sandra Russo cuando dice: “En el 2008 me quisieron destituir”. Nosotros pedimos que la llamaran a declarar y probablemente ella hubiese ido, pero la jueza no la llamó, así que por eso vamos a ir a Casación.

–Fue un momento bisagra en el que se desataron todas las ideas de empezar a organizar la juventud, de ordenar la tropa propia y crear organización.

–El confirmó su amistad y dijo que Valentino es un ser extraordinario. Si hay algo que vi en Gahan es que es un tipo convencido de sus ideas. Para mí, totalmente equivocadas. Pero no es un miedoso.

Informe: Sol Prieto.