Domingo, 29 de diciembre de 2013 | Hoy
EL PAíS › LA FRAGMENTACIóN EN EL NUEVO CONGRESO A PARTIR DE DICIEMBRE
Con la excepción del Frente para la Victoria, que mantiene su tropa unida y mecanismos claros con sus aliados, los senadores y diputados forman un arco iris de grupos cada vez menores y cada vez más “independientes”.
Por Miguel Jorquera
La fragmentación es el sesgo que caracteriza la composición del nuevo Congreso tras el recambio legislativo de diciembre y que perdurará hasta 2015. El oficialista Frente para la Victoria es uno de los pocos que mantienen agrupada su propia tropa en un solo bloque, sin descuidar un aceitado mecanismo de alianza legislativa con distintas bancadas provinciales. El mismo criterio utiliza en parte la UCR, aunque en forma independiente de sus aliados del FAP, que a la vez se agrupa en un interbloque donde cada fuerza política mantiene su “independencia”. El massista Frente Federal y el PRO también articulan con sus aliados en interbloques con diferentes matices. Aun con cuatro frentes y alianzas que dominan el debate parlamentario en el recinto de sesiones, la Cámara de Diputados está compuesta por 38 bloques políticos diferentes. El mismo esquema se repite en el Senado, donde sus 72 integrantes se dividen en 24 bloques políticos, 16 de los cuales son unipersonales.
La elección legislativa de octubre ratificó al kirchnerismo como primera minoría parlamentaria en la Cámara baja, donde aumentó el número de su bancada a 118 diputados “puros”. A los propios, el FpV suma legisladores entre sus aliados más fieles: el Frente Cívico Santiagueño (7), el sabbatellista Nuevo Encuentro (4) y otros monobloques con los que supera la mitad más uno de la Cámara (129). Una cifra con la que alcanza el quórum propio para abrir una sesión y la mayoría para dirimir a su favor cualquier votación, salvo las excepcionales que requieren de la mayoría calificada de dos tercios de los miembros del cuerpo.
Con los diputados que llegaron a la Cámara en distintas alianzas electorales, el radicalismo conservó el rol de segunda minoría legislativa separado de sus aliados con los que compartió boletas. La UCR tiene 35 propios y trepa hasta 40 legisladores, sumando a los dos diputados del Frente Cívico de Catamarca, la correntina María Semhan (Encuentro por Corrientes), el salteño Bernardo Biella Calvet (Udeso) y la porteña Carla Carrizo (Suma+Unen), que mantienen sus propios bloques y “cierta independencia” a la hora de votar una iniciativa.
En tanto, sus aliados en el FAP conforman la estructura de un interbloque de 15 diputados, donde todas las fuerzas mantienen su independencia, lo que los ha llevado a votar en distintas direcciones ante más de un proyecto oficialista. Así interactúan el Partido Socialista (8), el GEN (4), el juecismo cordobés (2) y Libres del Sur (1). La Unidad Popular –fundadores del FAP–, separó a sus tres diputados del interbloque frenteamplista luego de resistir sin suerte el acuerdo con la UCR.
Otros socios del radicalismo que conservan su independencia son los porteños de UNEN, aunque cada uno de los que llegaron a la Cámara baja por esa alianza se refugiaron en sus propios bloques: Elisa Carrió seguirá comandando la bancada de la CC-ARI-Unen (3), Alcira Argumedo será la única representante de Proyecto Sur y Martín Lousteau presidirá Suma+Unen, aunque su única subordinada, Carla Carrizo, tributará a la UCR. La modalidad que implementará UNEN será la de “coordinación legislativa”, algo que aparece como incierto para el futuro de la alianza.
El Frente Renovador les ganó la pulseada a sus ex socios del macrismo por la vicepresidencia tercera de la Cámara baja al sumar en interbloque 17 diputados propios (incluida la radical Laura Esper que completará el mandato de Graciela Ocaña), los dos legisladores chubutenses de Trabajo y Dignidad que comanda Mario Das Neves, la entrerriana María Cremer de Busti y el ex jefe del bloque de Compromiso Federal, Alberto Asseff, que emigró al massismo. Con uno menos (20), el interbloque de Unión PRO conserva 18 diputados macristas puros (con los 3 que resultaron electos en la boleta bonaerense del FR), el Conservador Popular salteño, Guillermo Durand Cornejo, y el demócrata mendocino Roberto Pradines.
Otros referentes del PJ anti-K prefirieron conservar –al menos por ahora– su independencia, con diferentes objetivos. Los puntanos alineados con los hermanos Rodríguez Saá (5) sostienen su propio proyecto político en alianza con la ex socia de Raúl Castells, Ramona Puchetta. Lo mismo hizo el cordobesismo de Juan Manuel de la Sota con sus 3 diputados. Los sindicalistas Omar Plaini y Facundo Moyano coquetean con el massismo desde su propio bloque moyanista.
En el debutante Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) sus tres diputados funcionarán en interbloque: FIT (2) y PTS-FIT (1). Entre otros quince monobloques figura el ahora solitario Francisco de Narváez.
Los 72 senadores nacionales se agrupan en 24 bloques parlamentarios, de los cuales 16 son unipersonales. El Senado repite el esquema de la Cámara baja, con dos bloques partidarios fuertes (FpV y UCR), interbloques de frentes electorales donde se mezclan recelos y ambiciones políticas ancladas en diferentes territorios, sumados a los solitarios que buscan la oportunidad de hacer valer su banca a la hora de tejer alianzas.
El kirchnerista Frente para la Victoria-PJ tiene un bloque con 32 senadores, que sumado a sus aliados “fieles” y “circunstanciales” supera el número mágico de 37, con el que alcanza la mayoría del cuerpo y quórum propio. A los aliados más fieles se incorporaron ahora, tras el recambio legislativo, los tres senadores santiagueños que responden al Frente Cívico –el ex gobernador Gerardo Zamora y Ada Iturrez de Capellini– y Gerardo Montenegro, del Frente Popular de Santiago del Estero.
La lista de los “circunstanciales” se completa con el ex radical José María Roldán (Frente de Todos-Corrientes), la ex reutemista Roxana Latorre (Federalismo Santafesino) y Josefina Meabe (Partido Liberal de Corrientes). A ese sector se han sumado en algunas oportunidades María Higonet (quien aún integra el bloque PJ-La Pampa con Carlos Verna y dispuesto a sumarse al massismo) y el riojano ex presidente Carlos Menem, con su propio monobloque Federalismo y Liberación, aunque con más ausencias que presencias en la Cámara.
La UCR es el segundo bloque en importancia numérica de la oposición en el Senado. Cuenta con 11 senadores propios, además de los dos catamarqueños de su satélite Frente Cívico, que encabeza ex gobernador Oscar Castillo. En tanto el FAP funciona como un interbloque de 6 senadores bajo la sigla FAP-Unen que conforman los bloques del socialista santafesino Rubén Giustiniani, los dos senadores del cordobés Frente Cívico (Luis Juez y Norma Morandini) y el bonaerense Jaime Linares del GEN, a los que ahora se plegaron el porteño Fernando “Pino” Solanas de Proyecto Sur y la rionegrina del Frente Progresista Magdalena Odarda.
El PRO debutó en el Senado con tres integrantes: los porteños Gabriela Michetti y Diego Santilli y el ruralista entrerriano Alfredo De Angeli. Con el triunfo del petrolero moyanista Guillermo Pereyra en la interna del Neuquino MPN, sus dos senadores dejaron de lado su alianza con el oficialismo y pasaron a militar en la oposición al gobierno nacional. También dos bancas conserva el peronismo puntano de Adolfo Rodríguez Saá.
Sin senadores propios, el massismo también apunta a hacer pie en el Senado sumando a los ex gobernadores Carlos Reutemann (Santa Fe Federal) y el pampeano Carlos Verna, además de la chubutense Graciela Di Perna (Trabajo y Dignidad), que responde al también ex gobernador y ahora diputado Mario Das Neves. Aunque todos actuarían en interbloque conservando el propio. También mantienen su monobloque a la espera de tejer sus propias alianzas el sanjuanino Roberto Basualdo, Jorge Garramuño, del Movimiento Popular Fueguino, y el ex gobernador salteño Juan Carlos Romero.
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