Una respuesta para los tiempos de violencia. Así fue presentada la primera Escuela de Derechos Humanos, cuyo lanzamiento oficial se realizó ayer, en la Secretaría de Derechos Humanos, organismo que promovió la iniciativa. Su titular, Martín Fresneda, fue el encargado de abrir el acto, y también cumplió el rol de moderador en las disertaciones del juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González.

En el auditorio Emilio Mignone de la secretaría se congregaron por la tarde alrededor de 150 asistentes, entre los que se encontraban miembros de organizaciones sociales y de derechos humanos. “Creemos que los derechos humanos son una matriz política, filosófica, de generación de conocimiento, pero también un modo de vida y un modo de Estado, para quienes creen que hay otras alternativas”, sostuvo Fresneda, remarcando así la postura del organismo y su nueva escuela, creada con el propósito de “ofrecer herramientas de capacitación, compartir conocimientos y experiencias para el empoderamiento de derechos del conjunto de la sociedad”.

Los disertantes se refirieron a la utilidad de la nueva institución en un contexto de violencia, alentado, según compartieron, por los medios de comunicación. Horacio González fue el encargado de abrir el debate sobre esta nueva herramienta para la promoción de derechos, brindando como contrapartida un vasto análisis sobre los linchamientos que se produjeron en los últimos días. “Somos una respuesta a esos momentos –señaló–. El hecho de que estemos acá, anunciando esta noticia y debatiendo, da cuenta de potencialidades que todos tenemos.”

“¿De dónde sale la figura del linchador? –cuestionó el sociólogo–, ¿de los medios de comunicación, de lo social? Los actos de violencia no figuran en ningún código de ciudadanía, pero a la vez los que los cometen forman parte de la sociedad, así como los posibles arrebatadores o delincuentes. Estas son cuestiones a analizar y cuestiones que conforman elementos constitutivos de los derechos humanos.”

Zaffaroni destacó el rol de los derechos humanos, definiéndolos como “una forma de militancia y no una cuestión meramente teórica”, y agregó que deben ser “ideológicamente comprometidos”. El juez celebró la iniciativa y valoró la “ampliación de la ciudadanía real” a través de la inclusión: “Cuántos de los que hoy estamos sentados acá hubiésemos llegado a la universidad si no hubiera sido gracias a los populismos, con todos sus aciertos y desaciertos”, planteó, tras hacer un repaso histórico por la implementación de políticas públicas referidas a los derechos humanos en nuestro país.

El rol de los medios de comunicación frente a los linchamientos y otros hechos de violencia fue un tema en el cual mostraron su preocupación tanto Zaffaroni como Carlotto y González. “Los medios tienen el poder de crear realidad, y lo ejercen creando una realidad temible, un objeto temible, poco importa si ese objeto existe o no”, señaló el juez. “El objetivo de esta manipulación es claro: no se controla ya a través de una doctrina de seguridad nacional, sino que se lleva a cabo una policización de nuestras sociedades, de tipo verticalista, en función de un modelo no distributivo”, sentenció Zaffaroni. El juez aseguró que “con el miedo, las sociedades reclaman más control social, porque el miedo paraliza, aterra, y cuando pasa esto, hay que fabricar al responsable y entonces se fabrica: es el pibe de barrio precario”, criticó.

González, por su parte, sostuvo que los medios de comunicación “cumplen papeles policiales” y agregó que “no alcanza con una ley de medios para analizar este fenómeno, sirve para desmonopolizar, pero necesitamos mucho debate para ver cómo se constituyen estas identidades, esta polis del miedo”. Carlotto aportó su mirada pedagógica y advirtió sobre “el riesgo que corren nuestros niños y adolescentes cuando viven pegados a una pantalla en donde todo es violento”.

La presidenta de Abuelas fue también la encargada de cerrar el acto. Dijo sentirse interpelada por la propuesta en su rol de docente: “Cuando dicen la palabra escuela, se me ilumina todo”, contó. También se refirió a la “paciencia” de Madres y Abuelas en su espera por justicia, en contraposición a los protagonistas de linchamientos, y señaló que fue educada “con medios monopólicos, con la lectura de violencia que eso implica, como bien remarcaron mis compañeros”. “Aun así –remarcó–, siempre confié en la Justicia.”

Antes de cerrar, Fresneda señaló que los cursos de la escuela serán públicos y gratuitos y contarán con tres niveles de formación: capacitaciones presenciales en todo el territorio nacional, articuladas con organizaciones sociales; un segundo nivel, apoyado en un campus virtual; y por último, diplomaturas en derechos económicos, sociales y culturales, bajo convenio con distintas universidades.

“Qué respetar y qué compromisos tomar son los valores que debe transmitir esta escuela”, señaló Carlotto. “La cultura del no te metás son palabras, son sentimientos que aún perduran –agregó– y que hay que borrar en esta escuela. Eso es lo que tenemos que enseñar.”

Informe: Cecilia Camarano.