Un ex secretario del suspendido fiscal José María Campagnoli afirmó ayer, ante el tribunal que juzga al funcionario por presunto mal desempeño, que el acusado tenía en su despacho del barrio de Saavedra causas que correspondían a otras reparticiones del Ministerio Público. Al declarar como testigo en el juicio, Juan José Taboada dijo que entre esas investigaciones estaban la de una supuesta extorsión al financista Federico Elaskar, sumario en el que luego fue sobreseído por el fuero federal.

Una de las acusaciones contra Campagnoli se basa en que cambió el objeto de una causa que tenía en su fiscalía. En ella, Elaskar estaba acusado por defraudación, pero Campagnoli lo convirtió en víctima de extorsión (para que vendiera su financiera) para poder investigar la denuncia del programa Periodismo para Todos sobre posible lavado de dinero, que correspondía al fuero federal y que tenía a su cargo Guillermo Marijuán. A pedido de la defensa de Campagnoli, Taboada aclaró que la concentración de expedientes en la fiscalía de Saavedra era “una práctica habitual para favorecer la celeridad de la causas” y que “nunca tuvo una queja contra Campagnoli” y que el trato del funcionario para con su personal “era correcto y cordial”. Poco antes había declarado el fiscal Oscar Ciruzzi, quien manifestó que conoce a Campagnoli hace 34 años, y que “las causas estaban bien instruidas”.

Al comenzar la cuarta jornada del juicio, el tribunal volvió a rechazar el pedido de los fiscales Marcelo García Berro y Adolfo Villate para que se convoque a nuevos testigos que brindarán precisiones sobre el “manejo mediático” del acusado. En concreto, el Jurado de Enjuiciamiento rechazó el pedido de la acusación para incorporar más testimonios, entre ellos la ex viceministra de Seguridad Cristina Caamaño. Además de Caamaño, los acusadores de Campagnoli habían propuesto que declararan las empleadas de la Fiscalía Descentralizada de Saavedra Lucía Orsetti y María Gutiérrez, para relatar las irregularidades que habían encontrado en el ámbito en el que desarrollaba su trabajo el fiscal suspendido.

El tribunal ya había rechazado incorporar al Jury una serie de 1500 fotografías tomadas en la mayoría de los casos sin autorización a los vecinos del Barrio Mitre. Esas fotografías –una suerte de álbum similar al de “malvivientes” cuyo uso por parte de Campagnoli fue denunciado por la Procuración y difundido por Página/12– eran luego exhibidas a quienes concurrían a la fiscalía de Saavedra a denunciar delitos, para que los reconocieran como autores de los hechos de los que eran víctimas. Si bien los fiscales acusadores García Berro y Villate no insistieron con la incorporación de esas fotos, los testimonios propuestos de Caamaño –quien lleva adelante una subrogancia en la fiscalía de Saavedra– y de las dos empleadas podrían desembocar en la presentación de las fotografías como elemento de cargo contra Campagnoli. Ante las numerosas críticas recibidas, el cuestionado fiscal admitió el uso del material fotográfico, pero dijo que “sólo escaneó y sistematizó imágenes de prontuarios policiales”.

El tribunal, con la única disidencia del presidente, Daniel Adler, rechazó la incorporación de nuevos testigos, pues consideró que “se trata de un planteo extemporáneo”. La jornada de ayer fue la última en la que declararon testigos, y el tribunal de enjuiciamiento pasará luego a la etapa de alegatos y veredicto, que tendrán lugar probablemente entre el martes y el miércoles de la semana próxima. Campagnoli está acusado de “mal desempeño en sus funciones” por, entre otras cosas, presuntamente haber alterado el objeto procesal de la causa que involucraba a Elaskar. Según la acusación, Campagnoli forzó la investigación, en la que no tenía competencia, para orientarla hacia el empresario Lázaro Báez.