Domingo, 25 de octubre de 2015 | Hoy
EL PAíS › LA OPOSICION SE APRONTA A DENUNCIAR FRAUDE EN LA ELECCION DE HOY
La posibilidad de una segunda vuelta se definirá en los comicios de hoy por pocas décimas o a lo sumo por un par de puntos de diferencia. Ante esa certidumbre, la oposición se apresta a denunciar fraude y condicionar así el proceso político, ya sea para mejorar sus chances en noviembre o para condicionar al eventual gobierno de Scioli desde antes de su comienzo. El espejo de Brasil muestra las alternativas que se abren para el candidato del Frente para la Victoria en la Argentina.
Por Horacio Verbitsky
Si la elección presidencial se definiera hoy, Daniel Scioli sería el presidente con menor cantidad de votos de la democracia argentina fundada en 1983, salvo Néstor Kirchner en el anómalo 2003. Entonces el justicialismo dividió su caudal entre tres candidaturas con el mismo sello, engendro del senador Eduardo Duhalde para impedir una interna en la que Carlos Menem obtuviera la postulación por su partido y así pudiera volver al gobierno en las generales. Los datos duros no son opinables: el porcentaje previsto para hoy ronda el 40,16 por ciento con que fue derrotado en 1983 Italo Argentino Luder y el 38,3 por ciento con que cayó Duhalde en 1999 (no el 42,8 por ciento como se afirmó por error aquí el domingo pasado, asignándole a la boleta nacional su resultado bonaerense). Lo que sí queda abierto a interpretación son las razones para la magra cosecha que realizaría el Frente para la Victoria. La de esta página es que arribó a su candidatura presidencial por descarte y no por entusiasmo, lo cual certifica la inhabilidad del kirchnerismo para construir una sucesión confiable que no se base en los vínculos familiares, acaso su mayor déficit político.
Sobre esta base la oposición está montando un juego peligroso, que tiende a la deslegitimación del sistema político y las elecciones democráticas. Su motivación no es que Scioli sea un mal candidato, lo que debería alegrarlos, sino que no son muy optimistas sobre la posibilidad de vencerlo, debido a la fidelidad del voto popular al Frente para la Victoria luego de doce años, y en el peor de los casos intentan condicionar su eventual gobierno, en términos parecidos a lo que ocurre hoy en Brasil. La Cámara Nacional Electoral convocó con las mejores intenciones a todos los partidos y les recomendó prudencia en el manejo de la información sobre el escrutinio provisorio porque las definiciones pueden depender de pocas décimas de un punto. Los camaristas recordaron que el único escrutinio válido es el definitivo, que realiza la justicia electoral. Al mismo tiempo, la empresa española INDRA, que realiza el escrutinio provisorio, informó que la diferencia con el definitivo nunca pasó del 0,37 por ciento. Pero tal ejemplo, comprensible desde el punto de vista de la fiabilidad de la empresa, lejos de aportar tranquilidad refuerza los temores. Ese clivaje máximo se dio en 2007, cuando CFK llegó al 44,92 por ciento de los votos escrutados por Indra, insuficiente para impedir la segunda vuelta si Elisa Carrió no hubiera quedado a mucho más de diez puntos de distancia. En cambio en el definitivo superó la barrera de los 45 puntos, con lo cual se hubiera consagrado sin necesidad del repechaje cualquiera fuera el porcentaje de la segunda fórmula.
La Borra dice que Scioli alcanzará la presidencia sin necesidad de una segunda vuelta. No se trata de la borra del café, tampoco de una encuesta ni de un sondeo, cuya difusión está prohibida por la Ley de Democratización de la Representación, la Transparencia y la Equidad Electoral, sancionada el 2 de diciembre de 2009, sino de un blog a cargo de cuatro fanáticos de la política, la información, el software y la estadística. El más conocido, y quien se hace exclusivo responsable del presagio, es el politólogo y estadígrafo Andrés Tow, quien desde hace más de una década lleva un minucioso Atlas Electoral de la Argentina. (Quien quiera conocer más detalles y los datos técnicos los encontrará en Tow, Andy (2014). Atlas de elecciones en Argentina, http://www.andytow.com/. Ultimo acceso el 23/10/2015. La Borra promedia los datos de cincuenta encuestas de cobertura nacional difundidas en Internet. Tow comparte la tarea con el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Maryland Ernesto Calvo, la directora del Área de Instituciones Políticas de Cippec, Julia Pomares, la politóloga María Page y el ingeniero de software Manuel Aristarán. En todas las encuestas sin excepciones, el Frente para la Victoria encabeza las preferencias, como ya ocurrió hace dos meses en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias. Su promedio es del 39 por ciento y llega al 40 con las consabidas proyecciones. En más de la mitad, supera el número mágico. En cambio, para Tow, Macrì no alcanzará el mínimo que le permitiría una segunda oportunidad en noviembre, ya sin terceros molestos, como Sergio Massa, Nicolás del Caño, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Sáa.
Diez puntos no es una ventaja pequeña: supera la que definió las últimas elecciones en Brasil, Canadá, Estados Unidos, Francia, Perú, Portugal y Venezuela, por ejemplo. En la Argentina fue de 11,6 en favor de Alfonsín en 1983 y de 10,1 por ciento en 1999 para De la Rúa. Esto permitiría afirmar que la victoria de Scioli sería por un amplio margen. Pero el requisito constitucional exige por lo menos 40 por ciento de los votos y 10 puntos de diferencia sobre la segunda fórmula. La Borra considera el máximo puntaje, el mínimo y el promedio que cada una de las 50 encuestas asigna a cada candidato y toma para su pronóstico ese promedio. Su conclusión es que Scioli pasaría del 40 y Macrì no alcanzaría el 30 por ciento.
Pero Tow advierte que esos márgenes son exiguos. De hecho, en ninguna de las 50 encuestas Scioli excede del 42 por ciento. Debido a ello, el estadígrafo siente la necesidad de mencionar otros indicios a favor de su vaticinio. “En primer lugar, la tendencia de las más de 120 mediciones desde las legislativas de 2013 indica que la intención de voto al postulante del Frente para la Victoria no ha cesado de crecer desde entonces. No así la de sus adversarios”. Así, “el aparente estancamiento del motonauta en torno a la barrera de los 40 puntos de las últimas semanas aparece como el último tramo de un ascenso sin interrupciones. En contraste, en la misma serie la intención de voto a Macri crece notablemente en 2014 y tiende a amesetarse a mediados de 2015 cerca de 30 por ciento. Más aun, considerada desde las primarias, la intención de voto al jefe de gobierno porteño en primera vuelta tiende a la baja”. Además, considera “muy posible que La Borra subestime sistemáticamente la proporción de voto positivo a Scioli (y más en general a los ganadores) y sobreestime la de Macri”, cosa que ejemplifica con las PASO, en las que el promedio coincidió con el resultado de Scioli pero calculó el de Macrì por encima del número real. Tow asocia este error “con la movilización de aparatos oficialistas el día de los comicios o con dificultades en el muestreo en áreas de menor densidad poblacional y de niveles económicos más bajos, los que en buena medida también explicarían la sobrestimación del postulante de la Alianza Cambiemos”. Puede ser, pero no es seguro. Entonces, la diferencia es amplia, pero sólo décimas de un punto podrían dirimir la presidencia hoy mismo o diferir el desenlace hasta la segunda vuelta el 22 de noviembre. En otras palabras, Scioli se impondría hoy por una gran diferencia, pero podría ser poco para que se consagrara presidente sin pasar por una nueva elección, cara a cara con su amigo Macrì, cuyas historias se cruzan. Hijo del más peronista de los grandes empresarios locales, con quien mantiene una relación tormentosa que va del desdén a la denuncia judicial, Macrì pone el eje de su campaña en impedir que siga gobernando el partido creado por Perón. En cambio, el padre del candidato justicialista fue uno de los recaudadores de la campaña radical de Raúl Alfonsín.
Este es el sustrato objetivo sobre el que se montan los talibanes de la oposición. Los antecedentes políticos previos no son alentadores. Cuando el escrutinio provisorio en las elecciones para gobernador de Tucumán le daba 14 puntos de desventaja, Cambiemos denunció fraude, cosa que ya había hecho el macrismo en las más ajustadas por la gobernación de Santa Fe. Pero además, el martes la alianza denunció que se está preparando un fraude para hoy. Cuando Elisa Carrió dijo que la trampa será de uno o dos puntos para asegurar la victoria de Scioli, su entrevistador en la radio Vorterix le inquirió qué pruebas tenía. La diputada de la Avenida Santa Fe dijo que Indra no permitiría que el presidente de la Junta Electoral correntina, Gustavo Sánchez Mariño, accediera a la carga de telegramas y la revisión del sistema informático. Indra lo desmintió de inmediato: “El juez electoral nunca nos contactó”, dijo la vocera de la empresa española. Los apoderados de Cambiemos informaron por medio del portal de noticias de Daniel Hadad que esta vez no computarían mesas testigo sino que realizarían un escrutinio paralelo en la totalidad de las mesas del país, cargado con los datos de sus fiscales. Con esa auditoría informática, dijeron que no tardarían más de un día en denunciar ante la justicia cualquier inconsistencia en los datos cargados por la Dirección Nacional Electoral. Cambiemos también obtuvo autorización de la justicia electoral para trasladar miles de fiscales de otros distritos a la provincia de Buenos Aires. Como esos fiscales sólo pueden votar allí donde están empadronados, este operativo puede implicar la pérdida de sus votos para el candidato opositor. El propio Macrì fundamentó la conveniencia de este curioso trueque al afirmar que “habrá gente organizada [se supone que del Frente para la Victoria] que usará tácticas fraudulentas para obtener ventajas”. Es decir que la idea de un falseamiento intencional y sistemático de los datos reales fue instalada en forma explícita por la dirigencia de Cambiemos. En la misma línea las aguerridas diputadas del PRO Laura Alonso y Patricia Bullrich denunciaron sobre el comienzo de la veda que el gobierno tendría un aparato de espionaje sobre políticos, jueces y periodistas de la oposición, cuando quien está procesado en primera instancia y con confirmación de Cámara por ese delito es su jefe político. Por cierto no aportaron ninguna prueba y entregaron a la prensa pero no al juez el listado de presuntas víctimas y los lugares desde los que serían espiadas, de modo de esterilizar cualquier allanamiento. A contramano de estos preparativos, esa Alianza no distribuyó todas las boletas necesarias, nada menos que en la provincia de Buenos Aires, donde votan casi cuatro de cada diez electores del país. Los partidos donde la oposición no presentó las boletas suficientes fueron Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Berisso, Florencio Varela, Lanús, Lomas de Zamora, La Matanza y Quilmes, en el conurbano, y Alberti, Alvarado, Ayacucho, Balcarce, Dorrego, Guaminí, Lavalle, Las Flores, Madariaga, Mar Chiquita, Monte, Necochea, Pinamar, Ramallo, Rauch, Tandil, Tornquist, Trenque Lauquen, Tordillo, Villa Gesell y Villarino, en el interior provincial. Quien manifestó su asombro por esta extravagancia fue el Director Nacional Electoral, Alejandro Tullio. Designado en ese cargo en 2001 por De la Rúa, Tullio hizo toda su militancia política en el radicalismo, donde llegó a ser uno de los hombres más próximos al ex presidente Raúl Alfonsín. Recién se desafilió en 2009. Los apoderados de Cambiemos dijeron que habían tenido problemas logísticos con las imprentas, pero cuando Tullio hizo pública su preocupación cambiaron el argumento y respondieron que desconfiaban del Correo Argentino, que perdía las boletas, por lo cual los fiscales las llevarían a los lugares de votación. Los fiscales para la Provincia de Buenos Aires son una obsesión para el macrismo. Ayer por la tarde el sacerdote católico carismático Fernando Abraham convocó a fiscales para Cambiemos en su parroquia de Avellaneda y en su facebook Comunidad de Oración Jesús Pan de Vida Sitio Oficial instó a votar por Cambiemos. Junto a un aviso de María E. Vidal escribió con mayúsculas y puntuación original: “NO SERA LA MEJOR PERO LO PEOR JAMAS CON ANIBAL INTOLERANTE. SE BURLA DE LOS TODOS. NO LE IMPORTAN LOS POBRES. TODO PLAGADO DE DROGAS. NO LE INTERESA LA INSEGURIDAD. NO LO QUIERE NI A SCIOLI. SE BURLA DE LA PRENSA. NO CAMINA JAMAS LA PROVINCIA. MAL EDUCADO. QUE LE VEN PARA VOTARLO. 12 AÑOS ESTA EN EL PODER Y DICE VAMOS A HACER??? Que más droga y pobreza. DA TRISTEZA. HABLO MAL DE BERGOGLIO HASTA EL MISMO DIA EN QUE FUE ELECTO FRANCISCO”. Todo parece dado para que la oposición desconozca la validez del escrutinio provisorio, que según la Dirección Nacional Electoral estaría concluido en la madrugada de mañana e instale un escenario de crisis que se extendería por lo menos hasta la finalización del escrutinio definitivo, entre el próximo viernes y el lunes 2 de noviembre. En 2007, Carrió proclamó que el gobierno de CFK nacía con una legitimidad segmentada, porque según ella se le había opuesto el 70 por ciento de las clases medias de los centros urbanos, la gente como uno. Pocos meses después comenzó la ofensiva destituyente encabezada por la Sociedad Rural. Si esta operación fue posible cuando Cristina duplicó los votos de la segunda minoría, ¿qué no podría ocurrir en una elección que se definiera por unas décimas o a lo sumo por un par de puntos, como con alta probabilidad ocurrirá hoy?
Las denuncias de fraude en contra de los gobiernos populistas de la región impugnan tanto las reformas constitucionales que habilitan la reelección de sus mandatarios, como en Bolivia, cuanto las condiciones del proceso electoral, como en Venezuela, y los comicios en sí mismos y sus resultados, como en Venezuela, Ecuador y Brasil. En la Argentina, Macrì y Sergio Massa postularon el voto electrónico como antídoto contra el fraude, mientras el asambleísta ecuatoriano Andrès Páez, organizador de marchas y cacerolazos contra Correa, viajó a Estados Unidos para denunciar desde las páginas del Miami Herald que en su país se intenta instaurar “el mismo sistema de votación electrónico utilizado por el régimen de Caracas, el cual ha sido cuestionado por académicos y opositores venezolanos como un instrumento manipulable”. Lo que preocupan no son los puntos débiles o ciegos del sistema electoral, que pueden y deben ser corregidos, tal como emprendieron aquí la Dirección Nacional Electoral y la Cámara Nacional Electoral, sino la índole de los gobiernos que consagran. Las constantes denuncias de corrupción, sólo a veces fundadas; el hostigamiento de una prensa militante, que actúa como punta de lanza de una burguesía exasperada e intenta conducir a la oposición política; los cacerolazos, las acusaciones de fraude, los alzamientos policiales, por motivos salariales pero con zonas liberadas para los saqueos; los alegados vínculos con gobiernos extra regionales a los que se sindica como anti-occidentales o parte de algún eje del mal, intentan erosionar procesos políticos que mantienen adhesión popular y fortaleza electoral. Estos dispositivos son parte de una estrategia que procura deslegitimar a esos gobiernos, condicionar sus políticas y de ser posible destituirlos, en estos tiempos mediante los mecanismos institucionales, como ocurrió en Paraguay con el ex presidente Fernando Lugo. En el caso de la rebelión de la Media Luna boliviana está probada judicialmente la participación de militares extranjeros devenidos comandos terroristas y, por documentos diplomáticos filtrados, la conexión con el gobierno de Estados Unidos, que también apoyó el golpe venezolano de 2002. Esta panoplia va acompañada por presiones contra la heterodoxia económica con que el populismo contrarresta la mayor crisis internacional en nueve décadas. Los gobiernos que resisten esas imposiciones, como el de Cristina, son colocados en el index de las peores abominaciones internacionales, pero consolidan su frente interno con el apoyo de sus sectores populares. Aquellos que vacilan y diluyen la firmeza de sus posiciones, como el de Michelle Bachelet en Chile, o asumen como propias las políticas de ajuste que reclama el establishment y descargan el peso de la crisis sobre su pueblo, como el de Dilma Rousseff, deterioran su propia base de sustentación y quedan a la merced de sus adversarios. En el caso de Brasil es claro que el gobierno del PT sólo será tolerado mientras siga ajustando sobre el pueblo la tuerca de la ortodoxia y que el objetivo no se agota en Dilma sino que apunta a impedir el regreso de Lula en el próximo turno electoral. Si Scioli llega a la presidencia, en primera o segunda vuelta, tendrá frente a sí el espejo brasileño. Que haya designado como embajador en Londres a Mario Blejer, ex funcionario del FMI, ex asesor del Banco Central de Inglaterra y candidato a la presidencia del Banco Central de Israel, y que pretenda que su prioridad allí serán las Malvinas, suena a una tomadura de pelo. Pero sus declaraciones de campaña y las de su ministra de Economía Silvina Batakis, así como el programa de desarrollo industrial en el que trabajaron técnicos jóvenes de su gobierno, sugieren que no caerá en la misma trampa que Dilma y que sabrá capitalizar la sólida construcción social de esta década, de la que también fue protagonista. Más significativo que el canto de Montaner en el acto de cierre en el Luna Park fue el compromiso del candidato con el mercado interno, el consumo popular y la redistribución del ingreso, que tienen prioridad sobre la negociación con los fondos buitre, y su reconocimiento al país en orden, desendeudado, con paz social y más soberanía que recibirá de Cristina. Hoy por hoy, conviene no dar nada por sentado.
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