Miércoles, 13 de enero de 2016 | Hoy
EL PAíS › DIáLOGO CON EDUARDO JOZAMI, QUIEN DEJó LA DIRECCIóN DEL CENTRO CULTURAL HAROLDO CONTI
Jozami presentó su renuncia a la dirección del centro que funciona en la ex ESMA y llamó a enfrentar las políticas neoliberales.
Por Adriana Meyer
“Hay que construir un frente de oposición muy amplio contra esta política neoliberal que vuelve con tanto ímpetu, si no, el futuro va a ser muy complicado para el país”, dice Eduardo Jozami, quien acaba de presentar su renuncia como director del Centro Cultural Haroldo Conti, que funciona en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA). Tras unos días de descanso, Jozami –de 76 años, ex preso político, militante de derechos humanos, abogado, profesor universitario y periodista, y a quien apodan Turco– envió una carta con su dimisión “indeclinable” al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. “Me permito reiterar mi anhelo de que sea preservada la estabilidad laboral y funcional de todos los integrantes de nuestra institución, sin cuyo valioso concurso el Conti no hubiera podido lograr el importante reconocimiento que hoy tiene en ámbitos culturales y de derechos humanos, y en amplios sectores de la sociedad”, escribió, En diálogo con Página/12 indicó que no hubo despidos en esa institución, y que hay “un compromiso claro de que no se produzcan”, aunque destacó que el personal se encuentra alerta.
Ante la pérdida de miles de puestos de trabajo que la administración macrista está generando, Jozami sostiene que las actuales autoridades no tienen nada que objetar respecto de la plantilla de empleados del centro cultural. “Por el contrario, nosotros veníamos pidiendo más gente”, apuntó.
“Tal como le manifestara en la entrevista que sostuvimos el 21 de diciembre, mi renuncia había sido anunciada en vísperas del 10 de diciembre, con motivo de mis profundas diferencias con el programa del nuevo gobierno. Esa decisión fue postergada por unos días como consecuencia del respaldo recibido de los organismos de derechos humanos y la gestión emprendida por ellos ante esa secretaría para asegurar la continuidad de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia en relación con el Archivo de la Memoria y nuestro centro cultural. En la actual situación, habiendo tomado usted conocimiento de esos planteos y de mi total solidaridad con ellos, creo que no es necesario seguir postergando mi decisión”, reza la carta a Avruj. “El carácter indeclinable de mi renuncia no excluye mi disposición a atender las conversaciones y pedidos que requiera la transición en la dirección del centro cultural”, agrega.
Días atrás, por estar fuera de la Ciudad de Buenos Aires, Jozami envió una nota a los organismos de derechos humanos para adherir al abrazo convocado para asegurar la actividad del Archivo Nacional de la Memoria y defender la preservación de la documentación allí reunida, imprescindible para la continuidad de los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Allí mencionó que “los organismos de derechos humanos han sido protagonistas centrales en la creación y desarrollo de los Espacios de Memoria, hoy es necesario reconocerlos como actores ineludibles en el Espacio de la ex ESMA, y ésta será una garantía para la continuidad de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia en momentos en que el desconocimiento de tantos derechos en la práctica de gobierno alimenta nuestra inquietud en relación con los derechos humanos”.
–¿Piensa que quedará en pie lo que se hizo durante su gestión?
–No hay que adelantarse, el secretario de Derechos Humanos dijo que respetará lo que se hizo. Puede haber dudas o sospechas de que se modifiquen esas líneas, pero no quiero fantasear ni usar un libreto. En estos ocho años en el Conti tuvimos especial preocupación por garantizar la pluralidad, hubo actividades con kirchneristas pero también con Beatriz Sarlo, Hugo Vezzetti o Luis Brandoni.
–¿No era una alternativa quedarse?
–No en mi caso, yo era un director nacional nombrado por el Poder Ejecutivo, mi salida no se le puede cuestionar desde lo formal al nuevo gobierno. Con una fuerte presencia de los organismos de derechos humanos se intentó condicionar lo más posible la transición, y por eso demoré en presentar la renuncia. Pero no dio la ecuación de fuerzas, y yo ya había adelantado que me iba por diferencias profundas con el gobierno de Mauricio Macri. Los organismos querían debatir el destino de todo lo que se construyó, por eso me pidieron que me quedara para estar unidos frente al reclamo. Pero esa etapa terminó.
–En lo personal, ¿cómo seguirá su vida?
–Por la alarma que me despierta lo que está sucediendo voy a intensificar mi militancia, hay que armar un frente opositor muy amplio para enfrentar el regreso tan virulento del neoliberalismo. Y seguiré escribiendo, en mi actividad universitaria y atento a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia con las que redoblé mi compromiso durante estos años.
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