Viernes, 20 de mayo de 2016 | Hoy
EL PAíS › RECONOCIMIENTO A LOS FISCALES QUE INVESTIGARON LA REPRESION EN BAHIA BLANCA
Los fiscales Abel Córdoba, José Nebbia y Miguel Palazzani, que encabezaron la investigación por la participación de La Nueva Provincia en la represión, recibieron el Premio Rodolfo Walsh en La Plata.
Por Diego Martínez
Ante un auditorio colmado por sobrevivientes de centros clandestinos de detención de Bahía Blanca, jueces, fiscales, miembros de organismos de derechos humanos y estudiantes, la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata distinguió anoche con el premio Rodolfo Walsh a los fiscales Abel Córdoba, José Nebbia y Miguel Palazzani por su investigación sobre la participación del diario La Nueva Provincia en el terrorismo de Estado y la imputación a su director Vicente Gonzalo Massot. “Encarnan los valores que representan la figura de Walsh”, destacó la decana Florencia Saintout.
Sucesor del fiscal Hugo Cañón –pionero en el reclamo de justicia cuando la Procuración General de la Nación era un anexo de las políticas de impunidad de los gobiernos–, Córdoba puso la lupa sobre el diario bahiense en el primer juicio de lesa humanidad local, en 2010, que concluyó con la orden del Tribunal Oral para que se investigara la responsabilidad penal de los Massot. Cuando la procuradora Alejandra Gils Carbó lo designó al frente de la Procuraduría contra la Violencia Institucional tomaron la posta Nebbia y Palazzani, autores de un dictamen de 600 páginas que desmenuza en sus distintas facetas la actuación criminal de La Nueva Provincia y que permitió concretar la indagatoria del empresario pese a las infinitas maniobras de la corporación judicial para impedirlo.
“Es un honor que estos fiscales de la patria hayan aceptado el premio”, arrancó Saintout, y sugirió que “tal vez el mejor premio tenga que ver con quienes están hoy aquí”. En primera fila escuchaban dos Madres de Plaza de Mayo. Entre los presentes estaban los sobrevivientes Alicia Partnoy, Patricia Gastaldi y Eduardo Hidalgo (titular de la APDH bahiense), Alejandra Santucho por H.I.J.O.S., los jueces María del Carmen Roqueta y Alejo Ramos Padilla, los fiscales Félix Crous, Cristina Caamaño y Julián Axat, y el abogado Pablo Llonto.
“Este premio es un abrazo a quienes toman posición del lado de los más débiles y en la lucha por la emancipación”, dijo Saintout. La mención “al fiscal Cañón, que dijo ‘no’ cuando muchos claudicaban”, derivó en un largo aplauso para el ex fiscal, que murió en enero en un accidente. “Este premio habla del agradecimiento enorme a la minuciosa investigación de estos fiscales”, agregó y explicó que “a partir del análisis día por día” de los ejemplares La Nueva Provincia lograron demostrar “cómo con cada nota se constituyeron las probabilidades del terror, del exterminio del otro”. “No sólo desinfomaron, ocultaron y tergiversaron información, también entregaron trabajadores a la la tortura, la muerte y la desaparición”, recordó.
Saintout elogió el “pedido de derecho a réplica y reparación colectiva” que Nebbia y Palazzani plantearon en el tercer juicio, por el cual La Nueva Provincia deberá informar por primera vez (cuando la sentencia quede firme) el carácter de víctimas de personas a las que criminalizó mientras estaban secuestradas. “Más que a LNP los fiscales se enfrentaron a un sistema de medios y a uno de los poderes más autoritarios y conservadores”, dijo sobre el poder judicial. “Estos fiscales deben estar en la universidad pública. No formamos técnicos para el mercado, participamos en la formación colectiva de ciudadanos que luchen por la dignidad y la justicia”, concluyó.
Tras la entrega de los premios Córdoba confesó estar “emocionado por ver a tanta gente querida” y “agobiado por la generosidad”. Recordó que fue en su pueblo natal, Villalonga, donde “leí por primera vez Operación Masacre sin saber que estaba aprendiendo a leer un expediente”, destacó “la estatura ética y la acción política” del escritor asesinado y desaparecido por la Armada y apuntó que “no es casual que LNP lo recuerde con los peores adjetivos cada 24 de marzo”. “Lo honran sus enemigos”, resumió. Córdoba contó que es el primer miembro de su familia que estudia en la universidad. “No es sino un logro de generaciones de argentinos y de políticas públicas”, destacó. Definió a la universidad pública como un pilar central “de la dinámica social”, afirmó con una cita que “la universidad cumple su cometido si interrumpe los destinos” y recordó que era el caso de “los tres paisanos” homenajeados.
Nebbia definió a LNP como “usina del Estado terrorista”, describó el poder del monopolio en los 70 y recordó que “atacó especialmente a la universidad pública porque era otro lugar desde el que se crea sentido, por ende era un contrapoder”. Citó editoriales para mostrar que “no dejó frente por cubrir”, incluidos familiares de desaparecidos o la CIDH. Lejos de poder ampararse en la libertad de expresión, “esta fue brutalmente violada por LNP antes, durante y después de la dictadura”, señaló. “Hubo una conducta criminal disfrazada bajo el ropaje de actividad periodística”, definió, y recordó que fue el propio diario el que editorializó en 1977 que “más que hablar de guerra hay que hacer la guerra” y “le cabe al periodismo un puesto de avanzada en las trincheras de la patria”. “Las pruebas son abrumadoras”, concluyó Nebbia, quien recordó las tareas encomendadas en plena dictadura por Carlos Suárez Mason (comandante del Cuerpo I de Ejército) al joven Massot, quien ofició de correo con el general Osvaldo Azpitarte (comandante del Cuerpo V bahiense), que fueron relatadas por el propio imputado y son ejemplo de su “relación directa con los jerarcas de la dictadura”.
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