El desafío que proponen estos “tiempos difíciles” a los espacios que trabajan temáticas de memoria fue el eje principal de la apertura del seminario regional que puso en marcha ayer un conjunto de organismos de derechos humanos y colectivos que nuclean a sitios de memoria en América Latina. “Son tiempos difíciles que encuentran al movimiento de derechos humanos mejor preparado que hace 30 años”, advirtió el director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Gastón Chillier, el referente argentino en la mesa inaugural, que tuvo lugar en la Ex Esma.

“En un contexto que no está demasiado abierto para los intercambios regionales, un encuentro como el que este es de suma importancia”, enmarcó Valeria Barbutto, directora ejecutiva del colectivo Memoria Abierta, organizador junto con la Red de Sitios de Memoria Latinoamericanos y Caribeños y la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia del seminario regional “El presente se discute con memoria”. El objetivo del encuentro es avanzar en una “agenda de acciones” que puedan llevar a cabo los sitios de memoria sobre las problemáticas actuales de derechos humanos. “¿Cómo hacemos desde el trabajo con la memoria del pasado para incidir en las problemáticas del presente?”, se preguntó Barbutto, coordinadora de la mesa inaugural que tuvo a Chillier como referente argentino, a Maurice Politi en representación de Brasil; Gustavo Meoño de Guatemala; desde Perú, Laura Pérez Díaz y desde Perú, Germán Vargas. El seminario continúa en la sede que el Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur coordina en la Ex Esma.

Para Chillier, los “tiempos difíciles” están representados, de manera generalizada, por “el fin del ciclo de los gobiernos que se preocuparon por distribuir mejor la riqueza” en toda América Latina. El director ejecutivo del CELS remarcó que las circunstancias plantean “desafíos al movimiento de los derechos humanos”, al que consideró “en un lugar mucho mejor que hace 30 años, mejor preparado y bastante bien pertrechado”. En Argentina, dijo “por primera vez un partido de derecha compite democráticamente en elecciones y gana”, advirtió. Enumeró, luego, los efectos de nueve meses de esa gestión en términos de “franco retroceso” de políticas de mayor distribución de la riqueza: desempleo, pérdida de poder adquisitivo producto de la devaluación, políticas tributarias regresivas.

Politi, del Núcleo de Preservación de la Memoria Política, exclamó un “Fora Temer” antes de comenzar a hacer un recorrido por las condiciones políticas y económicas que prepararon el terreno y culminaron en la destitución, vía impeachment, de la ex presdienta Dilma Rousseff. “Así comenzamos en Brasil cada conferencia, la consigna ‘Fora Temer’ nunca falta”, explicó. Luego de detallar con hechos cómo la “derecha y el poder económico” que impulsaron el “proceso legal pero poco legítimo”, como lo calificó a su turno Chillier, terminó con Michelle Temer en la presidencia de Brasil, Politi enumeró algunos efectos que su gestión, de poco más de tres meses en el campo específico de los derechos humanos: “suspendió el presupuesto para toda política en derechos humanos y aplicó una política de criminalización de movimientos sociales”, a la que comparó con la Escuela Superior de guerra “que formó a militares para combatir a los grupos revolucionarios” durante la década del 70.

Gustavo Meoño, referente del Archivo Histórico de la Policía de Guatemala, expuso “los principales conflictos” de México, Guatemala y El Salvador, “elementos comunes” a la región que integran. Sobre México, remarcó que la crisis de derechos humanos está dada por la figura de las desapariciones forzadas: las cifras oficiales advierten que ya son 30 mil las personas desaparecidas, pero “los organismos advierten que la cifra se triplica”. “Las desapariciones en México no siguen un patrón determinado, hoy cualquiera puede desaparecer a cualquier hora y en cualquier lugar; son producidas por particulares con la anuencia del Estado, que se niega a tipificar ese delito, a pesar de que la CIDH lo obliga”. “En México, la impunidad es la norma”, remarcó. Respecto a Guatemala y El Salvador, Meoño sostuvo como característica común “el endurecimiento de las estructuras del crimen organizado”. “En Guatemala, la totalidad de las estructuras están encabezadas por generales acusados de violaciones a los derechos humanos”, concluyó.

Gastón Vargas, de la Asociación Paz y Esperanza, de Perú, celebró “la posibilidad de que los organismos de derechos humanos juntos afronten los desafíos del presente” y remarcó como una característica positiva del movimiento de su país el hecho de que “mantenga coherencia frente a su objetivo de defender los derechos humanos sea quien sea que esté en el poder”. Por República Dominicana y Haití expuso Laura Pérez Díaz, del dominicano Museo Memoria de la Resistencia. En nombre de la delegación que se estrena en la red de sitios de memoria, advirtió que en Haití “el Estado de derecho no está consolidado y todo lo que funciona en su entorno lo hace de manera muy pobre por lo que no alcanza para dar protección a los derechos humanos básicos”.

Sobre Dominicana, Pérez Díaz graficó que el mayor problema que emerge sobre derechos humanos del presente gira en torno de la educación. “Nunca se nos enseñó nada sobre derechos. Al día de hoy, a pesar de que está incluido hemos constatado que conocen los derechos pero no saben lo que significan”, explicó.