EL PAíS

Mirada a Malasia y Tailandia

 Por Claudio Zlotnik

La mirada de funcionarios de primera línea del equipo económico apunta hacia el sudeste asiático. Más precisamente a Malasia y Tailandia. Los ex tigrecitos asiáticos fueron arrastrados por la crisis de finales de los años ’90, pero esos dos países se diferenciaron del resto por eludir las recetas ortodoxas del Fondo Monetario. En medio de la pelea con el FMI, en el Palacio de Hacienda bucean sobre la experiencia en el otro lado del mundo. “Nuestra estrategia es recuperar libertad para manejar la política económica”, definió un estrecho colaborador de Roberto Lavagna, pidiendo reserva de su identidad.
Para superar la tormenta del ’97, Malasia implementó un control de capitales para parar la fuga que hundía su economía. Una medida similar, y muy efectiva, tomó el BCRA en medio de la crisis de 2002. Tailandia pagó en forma anticipada su deuda de 17.200 millones de dólares con el Fondo. El premier Thaksin Shinawatra, impulsor de la iniciativa, dijo que lo hacía para independizarse del FMI.
La estrategia de Lavagna también incluye la disminución de la deuda con el organismo. En Washington celebran la intención porque la Argentina es uno de los principales deudores. Para bajar la deuda podrían utilizarse parte de los 1300 millones de dólares que el Gobierno tiene guardados en el Banco Nación, que fueron comprados en el mercado de cambio a los exportadores con parte del superávit fiscal. Pero la señal que quiere dar el Gobierno es que con esa medida ganará en independencia. Que se tomarán medidas que están excluidas de los manuales del FMI.
Desde que se agudizó la pulseada con Washington, Néstor Kir-chner y el ministro de Economía se reúnen en la Rosada todos los días, preferentemente al atardecer. En esos encuentros se están definiendo las próximas medidas para alentar el consumo. Ya se anunció el aumento en las jubilaciones inferiores a 1000 pesos. Ahora se analizan otras, como un aumento a los trabajadores privados o la ampliación de los planes sociales.
Según la fuente, la cuestión no pasa por romper relaciones con el organismo. Pero que “se busca dar una clara señal a la sociedad y al sector financiero de la estrategia oficial. Que no queden dudas de que otorgar un aumento a los jubilados y pensar en nuevas medidas redistributivas, en medio de la puja con los acreedores, significa patear el tablero”, definió el colaborador del ministro.
Además de la confrontación, Kirchner y Lavagna atendieron a distintos datos que dan cuenta de una desaceleración del crecimiento económico. En especial de la producción industrial, que habría vuelto a caer el mes pasado. En este contexto, el Gobierno apuesta a que un mayor consumo popular le devuelva vitalidad al ciclo económico.

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