EL PAíS › UN OPERADOR DE NEGOCIOS DE LA EMBAJADA DE EE.UU. BUSCA SOCIOS CON PROBLEMAS

Arnold filma Terminator con los Ciccone

Para entrar en el negocio de las huellas dactilares y la documentación, el lobbyista Eugenio Pallarés, de antigua lealtad profesional con Ciccone Calcográfica, quiere que la empresa que pegó el primer salto con la dictadura y se hizo grande en el menemismo sea la cara argentina de la californiana Cogent Inc. Hasta consiguió una carta de Schwarzenegger para influir sobre Kirchner.

Su última versión de Terminator fue la tres, “La rebelión de las máquinas”. Después ganó la gobernación de California pa-ra George Bush. Pero Arnold Schwarzenegger viene por más, y habrá que ver si gana, porque está auspiciando la expansión de una empresa norteamericana sin fijarse en los antecedentes del socio local. Se trata de Ciccone Calcográfica, la empresa de bandera de los negocios del menemismo a veces en colaboración y otras en paralelo con el imperio de Alfredo Yabrán. Ciccone tiene suerte: cuenta con los buenos oficios de un hombre que reparte su lealtad profesional entre la empresa y la embajada de los Estados Unidos.
El puente entre los Ciccone y la representación diplomática norteamericana es Eugenio Pallarés, experto en asesoramiento empresario con rango oficial y cargo de Senior Commercial Specialist, es decir, especialista comercial de nivel alto.
Este diario no pudo determinar si las actividades más recientes de Pallarés fueron avaladas y son conocidas por el embajador Lino Gutiérrez y el Departamento de Estado.
La última tarea de Pallarés consistió en hilvanar los intereses de una empresa con sede en California, Cogent Systems, con Ciccone Calcográfica, y meterse en el negocio de la informática de seguridad y huellas dactilares.
Los argentinos conocen a Ciccone. Imprimió desde entradas del Mundial ’78 gracias a su relación con el almirante Carlos Alberto Lacoste, un pilar de los negocios de Emilio Massera, hasta patacones aprovechando su proximidad con el entonces gobernador bonaerense Carlos Ruckauf, que asumió en 1999 y huyó de la provincia en el 2001.
Los lectores de Página/12 conocen a Ciccone por dentro mejor que el promedio de los argentinos. Los memoriosos recordarán cuando este diario publicó, el año pasado, que un acreedor había sufrido el intento de compra de su voto por parte de un gerente de la empresa. Después de esa información la Justicia debió suspender la asamblea de acreedores.
“Ciccone tiene más ruido que una caja de maracas”, definió el viernes un funcionario del Gobierno.
Ciccone Calcográfica siempre fue una empresa bien relacionada. La protegieron, además de Ruckauf, el ex jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado Hugo Anzorreguy, el ex presidente de la Casa de la Moneda Armando Gostanian, el actual duhaldista de la provincia de Buenos Aires Miguel Angel Toma y el embajador de la Orden de Malta en Perú Esteban Caselli. Caselli era el virtual primer ministro bonaerense cuando gobernaba Ruckauf y Ci-
ccone consiguió el contrato de los patacones. Es el mismo Caselli que durante el gobierno de Eduardo Duhalde designó al ahora desplazado obispo castrense Antonio Baseotto y que suele abrirle puertas en el Vaticano y en Puerto Madero al empresario Mauricio Macri.
Mientras vivió, un ex montonero que había perdido sus límites, Rodolfo Galimberti, fue uno de sus operadores.
Galimberti murió pero alguien con el mismo espíritu emprendedor continúa cercano a Ciccone. Es Mario Montoto, ligado a Caselli y perpetuo aspirante a ser un vínculo entre el gobierno argentino y el de los Estados Unidos, preferiblemente en la zona de Miami.
Ciccone es la empresa que eligió Pallarés para su trabajo de influyente continuo, porque los diplomáticos rotan pero él queda en el puesto.
Uno de sus primeros éxitos fue la contratación de un ex embajador de los Estados Unidos, James Cheek, como lobbyista de los hermanos Ci-ccone. Pallarés había conocido a Nicolás Tadeo Ciccone en el bar Rond Point, hoy cerrado, en la esquina de Canal 7. Un empresario relató a Página/12 que los presentó Eduardo Juárez, un hombre de confianza de Yabrán que se había interiorizado del negocio informático en Proceda, una empresa del grupo Bunge & Born.
Un proveedor damnificado por Ciccone que pidió reserva de su nombre pero estaría dispuesto a testificar ante la Justicia dijo que “Ciccone vendió sus activos en los últimos seis años”. Explicó que su afirmación “surge de los balances presentados en su concurso”. Dijo también que “así desapareció de sus balances la provisión de equipos y sistemas para la Lotería Nacional”. Según el denunciante, “el dinero ingresado a la compañía por esas ventas no queda reflejado ni en los balances ni en los activos”. En lugar de utilidades, Ci-ccone siempre registra pérdidas.
La última hazaña de Pallarés es haber embarcado a una parte de los diplomáticos norteamericanos acreditados en la Argentina en una sociedad de Ciccone con Cogent Systems, aposentada en South Pasadena, California.
Consiguieron un buen sponsor en el propio Schwarzenegger, quien sabe cómo argumentar.
El 31 de enero último escribió una carta al presidente Néstor Kirchner.
Explicaba el ex actor: “Después del 11 de septiembre de 2001, el gobierno de los Estados Unidos equipó todos los puestos fronterizos con sistemas superiores de identificación personal desarrollados por la empresa Cogent Systems, una firma con sede en el estado de California. Recientemente he sido informado de que el gobierno de Argentina está considerando la compra de la tecnología Cogent”. Y remataba, siempre según la traducción realizada por el mismo estado californiano: “En caso de requerir usted mayor información sobre Cogent, o si podemos ayudar de alguna forma en las tratativas de su gobierno con la empresa, le ruego que haga saber al funcionario que corresponda que tome contacto con mi asesor especial para el desarrollo económico y el empleo, David Crane”.
Ex actor de ciencia ficción, Schwarzenegger no dedicó tiempo a reparar en los significados de la palabra “cogent”.
En inglés “cogent” quiere decir “contundente”.
En latín es la tercera persona plural en futuro del verbo “cogo, cogere, coegi, coactum”. “Cogent” significa “empujarán”, “obligarán”, “concentrarán”, “encerrarán”, “concluirán”, “reclutarán” o “recaudarán”.

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Esteban Caselli, Hugo Anzorreguy y Mario Montoto, tres protectores.
 
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