“Como presidente de la Nación no tengo miedo ni les tengo miedo.” En el Día del Ejército, Néstor Kirchner libró ayer una nueva batalla contra los sectores castrenses que vienen reivindicando el terrorismo de Estado. Y por si no hubiese sido claro a quién se estaba refiriendo con su frase, paso seguido fue más explícito. “Queremos al Ejército de San Martín, Belgrano, Savio y Mosconi, y no de aquellos que asesinaron a sus propios hermanos, que fueron el ejército de Videla, Galtieri, Viola y Bignone.”

La arenga de Kirchner en el 196º aniversario del Ejército fue absorbida en su mayor parte por el repudio a los oficiales en actividad y retirados que se reunieron el último 24 en la Plaza San Martín para homenajear a los militares muertos en los ’70.

En ese encuentro propiciado por Cecilia Pando se produjo la reivindicación de la represión ilegal de la última dictadura. El año pasado Pando defendió atrocidades, como el robo de bebés, y su marido, el ex mayor Rafael Mercado, fue sancionado y pasado a retiro por el Gobierno.

Desde entonces Pando busca impactar mediáticamente. Lo hizo irrumpiendo en un acto en la Casa Rosada y lo volvió a intentar –y obviamente lo logró– durante el aniversario de ayer, en el Colegio Militar de El Palomar, de donde fue retirada por la seguridad. Anoche, la ministra de Defensa, Nilda Garré, anunció el inicio de un sumario interno para ver qué sanciones les caben a Pando y otros militares por lo sucedido ayer. También estaba bajo análisis la situación de propio director del Colegio Militar (ver aparte).

Según Kirchner, en el cónclave motorizado por Pando en la Plaza San Martín “se incurrió en conductas, acciones y palabras rayanas con la apología del delito al reivindicar el terrorismo de Estado”. Allí también, según pudo constatar este diario, se efectuaron amenazas de muerte al Presidente y hubo insultos contra el titular del Ejército, Roberto Bendindi. “Hay un nuevo país y necesitamos soldados comprometidos con el destino de la Patria y, como Presidente, vengo a reivindicar a un Ejército nacional comprometido con el país y alejado definitivamente del terrorismo de Estado”, insistió ayer Kirchner.

Poco después del acto, Aníbal Fernández fue duro con este sector castrense que “no se enmarca” en la defensa de los derechos humanos.

“A aquellos grupos que no lo sienten así o mandan a una señora a dar discursos de unos pollerudos que no se animan a decirlo personalmente no hay que prestarles más atención. El Presidente hizo la referencia de que su política no se mueve, que la política de derechos humanos no es una concesión que las Fuerzas Armadas le hacen a la sociedad argentina sino que es intrínseco a ellas”, enfatizó el ministro de Interior.

Durante su alocución, Kirchner reclamó “Fuerzas Armadas prestigiadas” y advirtió que hace poco tiempo “han ocurrido hechos que no colaboran con la construcción de ese prestigio”. Además del polémico acto del miércoles 24, el Presidente aludió así al espionaje interno detectado en la base naval Almirante Zar, de Trelew.

En la misma línea, Bendini advirtió que no iba a “tolerar acciones que afecten la disciplina o cohesión de la institución” y remarcó que los militares en actividad y en retiro que no están dispuestos a respetar esos valores “deben abandonar la fuerza”.

“Estamos empeñados y hemos asumido nuestro compromiso para que los desatinos del pasado no nos detengan y nos impidan construir el Ejército que la Nación necesita”, señaló el militar. Bendini fue tajante cuando aseveró, casi con las mismas palabras que el Presidente, que “las armas nunca serán empuñadas en la lucha fratricida contra nuestros hermanos”.

Modernización

Aunque quedaron en segundo plano, hubo otros temas en El Palomar. Kirchner anunció también la puesta en marcha de una “reconversión y modernización integral” del sistema de defensa del país, donde se revalorizará la conducción civil de las políticas del sector que deberán desempeñar las Fuerzas Armadas. No dio precisiones. Una versión publicada durante el fin de semana indicó que la idea es concentrar la mayoría de las facultades (decisión de ascenso, compras de material y autorización de ejercicios de adiestramiento) en el Estado Mayor Conjunto, con lo que se restaría poder a los jefes de cada fuerza particular que ahora puedan adoptar esas medidas.

También destacó que “esta revisión requiere una efectiva función de la conducción civil de la gestión y planificación presupuestaria conjunta y un incremento de la transparencia en la exposición y posterior ejecución de la misma”. “El objetivo que se persigue –añadió en el final– es disponer de unas Fuerzas Armadas racionalmente organizadas, financieramente sostenibles en el marco de los presupuestos asignados, adecuadas en su organización a las normas y a la institucionalidad vigente, que garanticen un nivel de eficiencia que se corresponda al gasto público comprometido con el sector.”

Kirchner sólo había presidido esta ceremonia en 2003, a poco de asumir el cargo, cuando mantuvo un duro cruce verbal con el entonces jefe del Ejército, teniente general Ricardo Brinzoni, pues en los dos años siguientes declinó asistir al evento.

En el acto, el Presidente estuvo acompañado por la ministra de Defensa, Nilda Garré; el vicepresidente, Daniel Scioli; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y su par de Justicia, Alberto Iribarne; el titular de las Cámara de Diputados, Alberto Balestrini, y provisional del Senado, José Pampuro, el gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, entre otros funcionarios.