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- Guitarrero. Se sabe que el ecuatoriano Rafael Correa es afecto al canto. Se tiene confianza y la entonación no lo inhibe. Sabina, Yupanqui, Mercedes Sosa y Roberto Carlos lo entusiasmaron en una posada de Praia do Forte. Su ministro de Economía ofició de guitarrero y hasta convocó a la embajadora de Panamá en Brasil a sumarse. Lejos del protocolo, el ecuatoriano se dio el gusto en el anonimato de la Polinesia brasileña.

- Baño. “No puede pasar. Está el presidente Evo.” Un custodio cerró el paso al baño. “Pero es el baño de damas”, retrucó la desconcertada mujer. “Se sintió mal la hija”, explicó el hombre. En el pasillo la presidenta chilena Michelle Bachelet esperaba. Después él salió y ella entró. Más tarde, Evo y Michelle conversaban amigables. Lejos, muy lejos parecían los conflictos de Chile y Bolivia por el reclamo de la salida al mar.

- Manicomio. El presidente de Uruguay contrastó con un discurso local en la cumbre regional, pero más con sus metáforas. “A veces este mundo parece un manicomio manejado por los pacientes”, lanzó. Recordando su profesión de médico, apeló a otro ejemplo: “Si hay un enfermo no importa que el médico lo opere con la izquierda o con la derecha, sino que lo cure”. Completó sus definiciones con que “el Frente Amplio es antiimperialista, pero no podemos echarle la culpa al imperio de todo”. Tabaré dixit a días de renunciar del socialismo.

- Invasor. “Viva Pancho Villa”, dijo Hugo Chávez y provocó las sonrisas de todos. “Al fin de cuentas fue el único que se atrevió a invadir los Estados Unidos”, remató una de sus coloridas intervenciones el caribeño. De paso le pidió consejo a Raúl Castro para saber cómo hace para llevarse bien con la Iglesia. “Ahí hacen misas que duran tres horas”, exageró.

- Blooper. Quizás el fallido más inoportuno lo cometió el vicepresidente de Perú, que habló en nombre del presidente Alan García. “Le agradezco al doctor Lula”, dijo y rápido trató de enmendar: “A Lula”. El presidente de Brasil es famoso en el mundo por su pasado obrero y gremial.