Hombre de primerísima confianza de Mauricio Macri, el primer jefe de la Policía Metropolitana (PM), Jorge “Fino” Palacios, debió renunciar antes de ver a esa fuerza en la calle. Aunque ganó notoriedad por aparecer, en principio, como el núcleo de la red de espionaje paraestatal montada dentro del gobierno porteño, la designación de Palacios al frente de la PM, pocos días después de las elecciones de 2009, ya había sido muy cuestionada por familiares de las víctimas del atentado a la AMIA, que argumentaban que Palacios estaba siendo investigado como encubridor, y por su participación en la represión en Plaza de Mayo el 19 y 20 de diciembre de 2001. Luego de recibir la semana pasada la noticia de que seguirá preso por la causa que investiga las escuchas telefónicas ilegales, el lunes la Cámara confirmó su procesamiento por la causa que investiga los desvíos en la investigación del ataque terrorista, junto al entonces presidente Carlos Menem, el ex titular de la SIDE Hugo Anzorreguy y el ex juez Juan José Galeano, que investigaba la voladura.