En la Comisión de Presupuesto del Senado también intervino el viceministro de Economía Roberto Feletti, quien explicó los distintos métodos de medir los montos óptimos de reservas para cada economía y los costos que tiene mantener un nivel más elevado del necesario, lo cual permite precisar el concepto de reservas excedentes que tantos debates desató. Esos métodos son el respaldo de tres meses de importaciones, el 20% de la oferta monetaria, el 100% de la deuda externa total de corto plazo, el 10% del PIB, el 100% de la base monetaria o el 100% de los pasivos monetarios. Por último, en 2006, el Banco Central formalizó un modelo que combina los indicadores de deuda pública y privada de corto plazo, un tercio de importaciones anuales y un 12,5% de la oferta monetaria representada por M2. A partir de ese año el nivel de reservas superó al óptimo calculado con cualquiera de esos métodos. En 2009 el monto de reservas excedentes oscilaba, según fuera el cálculo elegido, entre 6.000 y 35.000 millones de dólares.

Reservas del Banco Central y reservas óptimas

Fuente: Elaboración propia en base a BCRA, Ministerio de Economía, INDEC.

El indicador que usa el gobierno es el que elaboró Martín Redrado en el Banco Central, de modo que las reservas excedentes superan los 8300 millones de dólares.

El silencio abrumador del FRYO ante estos cálculos sugiere la necesidad de reformas estructurales en el Congreso de la Nación. Ahora que el Grupo Ahhh... dice tener la mayoría en ambas cámaras, podría crear organismos técnicos de alta calidad profesional no sometidos a los vaivenes políticos y que permitirían una discusión sobre bases sólidas y no con el patético impresionismo que transmitieron Morales y Montero, ante el prudente silencio del justicialismo antikirchnerista.

Como señala el tributarista Jorge Gaggero, con el golpe de 1930 comenzó el retroceso de las provincias en el ejercicio de sus atribuciones sobre los impuestos, directos e indirectos. En consecuencia cada vez son más dependientes de las transferencias de sus recursos propios que el gobierno nacional gestiona con discrecionalidad. Hace un siglo las provincias financiaban más del 90 por ciento de sus gastos con recursos propios, hace medio ese porcentaje se había reducido al 50 por ciento y hoy sólo en ocho de las 24 jurisdicciones supera el 30 por ciento. Esto es más difícil de comprender en distritos con grandes recursos, como Córdoba y Santa Fe, que no pasan del 33 por ciento. Unirse contra el estado federal es una tentación recurrente, como ocurrió con la Liga de Gobernadores que jaqueó el último año de la presidencia de Alfonsín. El horrendo final de esa experiencia torna más razonable que cada provincia comience por ordenar sus propias cuentas.

Evolución de las reservas excedentes: seis criterios distintos, 2004–2009