[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Delia Giovanola de Califano nunca está sola. A su lado o escondida entre la multitud, pero nunca lejos está Alicia Perelló, quien fue amiga de su nieta y que, desde su muerte, ejerció esa compañía silenciosa pero permanente. “Es la herencia que me dejó Virginia, como dice Delia. Fue su vida y es la mía desde entonces”, compartió con Página/12. Por eso, quizá la sonrisa y las lágrimas que gobernaron la cara Delia durante todo el día de ayer también se mezclaron en la suya cuando supo del hallazgo de Martín, a quien Virginia “buscó por donde le fue posible”.

–¿Cómo era su búsqueda?

–En los últimos años fue muy fuerte. No estaba encuadrada en ninguna organización; estuvo cerca de los nietos, de HIJOS, siempre de Abuelas; pero hacía una búsqueda muy propia, muy particular. Tenía un compromiso en materia de derechos humanos que superaba el de cualquier persona en su situación.

Virginia se suicidó en 2011 “como una consecuencia más del terrorismo de Estado”, apuntaron desde el comunicado de Abuelas. Perelló la conoció en Banco Provincia. La hermana de Martín trabajaba allí, donde también lo había hecho su padre. Perelló coordinaba el Area de Derechos Humanos, desde donde la institución se mantenía en contacto con familiares de “compañeros desaparecidos que habían trabajado en el banco y con quienes se generaba una política de reparación”, contó en diálogo con este diario. El área se sumó con ímpetu a la búsqueda de nietos arrebatados por el terrorismo de Estado en 2007. Entonces, Virginia se involucró aún más. “Vivía sin miedo. Ella quiso publicar su dirección personal de correo electrónico, exponiéndose mucho. recibió mucha información falsa, hasta engañosa. Pero siempre quiso tener a nivel particular, para que haya contacto con alguien de la familia directo”, la describió.

–¿Qué cree que hubiera dicho si estuviera para compartir la novedad?

–“Voy a compartir el aparato de mi abuela con mi hermano”, eso hubiera dicho. Ella siempre decía: mi abuela es un aparato. Tenían una relación muy amena, amistosa, alegre. Virginia era así y su abuela también. Hoy la acompaño por pedido de ella. Delia siempre dice que es la herencia que me dejó Vir. Delia tiene un carácter que le permite superar cualquier circunstancia, una fortaleza sobrenatural, pero yo la acompaño adonde me diga.