EL PAíS › D’ELIA APUNTA AL DUHALDISMO

“Son capaces”

Por E. T.

No oculta su bronca y apenas puede dominar su cansancio. Cuando atiende a Página/12 lleva casi 36 horas sin dormir. Luis D’Elía especula con una mano bonaerense detrás del asesinato de Martín Cisneros, dirigente porteño de la Federación de Tierra y Vivienda. En la puerta del comedor Los Pibes, en la calle Suárez al 400 en la Boca, donde se realiza el velatorio de su compañero, D’Elía, analiza el hecho con este diario y dice: “Hay una mano material y otra intelectual detrás del asesinato”. Por eso resalta que el crimen se produjo luego de las declaraciones del diputado duhaldista Alfredo Atanasof.
–¿De quién sospecha?
–La Comisaría 24ª está copada por oficiales identificados con el ex jefe Roberto Giacomino. Y de ahí para arriba sabemos que reportan a la provincia de Buenos Aires. Ruckauf, por ejemplo. El que disparó se llama Juan Duarte, de 31 años. Estaba acompañado por un menor que se llama Luis. Trafica drogas y es un matón con protección policial. Fue todo un mensaje mafioso, un fusilamiento liso y llano.
–¿Por qué mataron a Cisneros?
–Era un dirigente importante del distrito, uno de los cuatro o cinco dirigentes máximos de una FTV muy masiva, que es la de Capital. Lo que realmente creo que pasó es que éste es el vuelto por el acto de Parque Norte. Habló (Alfredo) Atanasof y ahora tenemos un muerto. Un 26 de junio, con todo lo que eso implica. No hubo una pelea, no hubo un robo, no hubo una discusión. Lo mataron y se fueron. Es una señal. Fue literalmente fusilado por un lumpen de la droga que trabaja para la comisaría 24ª. Cuando uno trabaja para sacar a los pibes de la droga, para alimentarlos, se transforma en enemigo de estos tipos.
–¿A quién considera que va dirigido el mensaje?
–A Kirchner, a la FTV, a la sociedad toda. Esto está orientado a desestabilizar al gobierno del presidente Néstor Kirchner.
–¿El duhaldismo está exento de sospecha?
–No. El duhaldismo es capaz de hacer estas cosas y mucho más.
–¿Qué se puede esperar de acá en más?
–Empiezan a aparecer casos de dirigentes sociales que mueren a manos de lúmpenes. Eso no existe. Es el asesinato político, el asesinato que quiere ser fraguado como delito común. Espero que éste no sea el camino futuro. Y en esto coincidimos con todo el bloque piquetero.
–¿Alguna autoridad se comunicó con ustedes?
–Sí, el ministro de Justicia, Gustavo Beliz, se acaba de comunicar conmigo. Y agregó un dato importante: me dijo que esta persona, el hombre que está detenido, tiene dos causas judiciales por drogas, por tráfico de drogas. Y que nunca se lo investigaba. Todo siempre quedaba en nada.
–¿Por qué?
–Tenía protección judicial, policial. La Justicia, la Policía, son instituciones muy degradadas, en estado de descomposición.
–¿Cómo fue el asesinato?
–A las 10 menos veinte de la noche pasaron. No hubo robo, no hubo discusión, ni pelea. Pasaron, fusilaron y se fueron. El se asomó y lo fusilaron. Había una consigna en la esquina, porque había un piquete a media cuadra, y cuando escucharon los tiros levantaron todo y se fueron.
–¿Habló con el resto de las agrupaciones piqueteros?
–Empieza a aparecer un piso común. Si hay autoritarismo, represión o judicialización nos van a encontrar juntos. Esto es peligroso, porque puede ser que la vieja política intente plantear la colombianización o la mexicanización, mandar a lúmpenes a matar a los dirigentes, mandar a sicarios, y fraguar delitos comunes, cuando en verdad se trata de delitos políticos. La operación tiene que ver claramente con intentar fragmentarnos. Quebrar la coalición que queremos construir con Kirchner. Eso molesta. Basta con ver el editorial de Bartolomé Mitre de La Nación el día del congreso de Parque Norte. Es un proceso que hay que abortar, por la vía que sea, incluso la del miedo.

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