EL PAíS › HEBE DE BONAFINI, PRESIDENTE DE LA ASOCIACION

“Lo mejor es la Universidad”

“Lo más triste que nos pasó a las Madres es el secuestro de nuestras compañeras”, dice Hebe de Bonafini y recuerda a Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco. “Ellas eran las tres Madres más inteligentes, las que más sabían. Azucena fue la creadora del movimiento, la que dijo ‘vamos a la Plaza’, pero también una mujer que sabía muchísimo. Tenía idea porque era de familia peronista y había sido delegada sindical, no como nosotras que éramos unas estúpidas. Esther de Careaga era una bioquímica paraguaya revolucionaria que venía huyendo de la dictadura de su país. Ella fue la que me dijo un día ‘cuando vas a una reunión y hay una persona con un micrófono, ese es el que manda, vos parate aunque sea arriba de una silla y hacete escuchar’. Mary Ponce trabajaba con la Iglesia combativa, en la Santa Cruz. Ellas eran las que sabían hacer una carta, hacer todo.” Hebe conoció a Azucena en la Plaza de Mayo, en el segundo encuentro de las Madres. El ocho de diciembre de 1977 Azucena le contó por teléfono a Hebe del secuestro de un grupo de familiares –entre ellas Mary y Esther– a la salida de la Iglesia de la Santa Cruz. No sabían que las detenciones se habían concretado por el trabajo de inteligencia del represor Alfredo Astiz, a quienes ellas conocían como el inofensivo Gustavo Niño. A pesar del golpe, las Madres continuaron con el trabajando en la solicitada que pensaban publicar el 10 de diciembre. “Estábamos con la solicitada y le digo a Azucena ‘tenemos que buscar a las compañeras que desaparecieron ayer, cómo vamos a seguir con esto’. Ella me dijo ‘no, estás equivocada, a las compañeras las están buscando los abogados pero hay que seguir con esto porque se las llevaron por esto’.”
Azucena le regaló a Hebe la poesía de Mario Benedetti “Hagamos un trato” y la ahora presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo le obsequió un portadocumentos con billetera que la otra necesitaba; lo compró en un puestito de un ciego y cada una se fue a su casa. Al otro día secuestraron a Azucena y nadie quería volver a la Plaza. Pero volvieron.
Y 23 años después la Asociación de Madres de Plaza de Mayo concretó lo que Hebe considera “el momento más feliz”: la creación de la Universidad Popular. “Empezamos con los seminarios en el café literario. Me acuerdo que el primer día llegué y había dos cuadras de cola. ‘¿Para qué será?’, pensé. Ahí me di cuenta que eso iba a crecer. Al otro día tuve una reunión con Osvaldo Bayer, Sergio Schokleder y Vicente Zito Lema para ver si me animaba a una universidad. Yo me animo a todo. Pero les dije ‘con dos carreras’.” Finalmente fueron cinco: psicología social, derechos humanos, arte, cine y economía política. Y hoy son más de diez. “Es una universidad libre, donde estamos haciendo lo que queremos, que es la formación política de los jóvenes, pero la formación en la práctica”, afirma Hebe en su oficina rodeada premios y diplomas de agrupaciones e instituciones académicas de todo el mundo. Antes de irse a preparar una carbonada para los chicos que están armando la biblioteca de las Madres, recuerda otras cosas agradables y horrendas que le sucedieron en estos 25 años, como el nacimiento de su nieto y el ataque y las torturas que sufrió su hija Alejandra en su casa de La Plata el año pasado.

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