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“Hoy comienza una nueva etapa institucional, recuperadora de la democracia y con cifradas esperanzas para el pueblo de Santiago del Estero”, señaló ayer el flamante gobernador, Gerardo Zamora, en el discurso que pronunció frente a la Cámara de Diputados, poco después de recibir el bastón de mando de manos del interventor federal, Pablo Lanusse.
El discurso fue breve, pero alcanzó para anunciar que la nueva gestión enviará los nombres de los jueces que integrarán el Tribunal Supremo provincial. “Tenemos que constituir todos los poderes, comenzamos con el Legislativo, siguió el Ejecutivo y esta noche sesionará Diputados para dejar integrado el Poder Judicial, iniciando una nueva etapa para el bien de todos los santiagueños”, explicó Zamora.
Poco antes se había realizado la ceremonia de traspaso de mando, que contó con la presencia del ministro del Interior, Aníbal Fernández, en representación de la Casa Rosada, además del gobernador de la vecina Salta, el peronista Juan Carlos Romero, y de un grupo de radicales: el ex presidente Raúl Alfonsín, el gobernador de Tierra del Fuego, Jorge Colazo, y el de Mendoza, Julio Cobos. Entre los invitados especiales también figuraba Leonardo Illia, hijo del ex presidente radical.
Por la mañana, el Concejo Deliberante de la capital había aceptado la renuncia de Zamora y designado en su reemplazo a Julio Alegre. Mientras, el peronismo, convertido en oposición por primera vez en cinco décadas, profundizaba la crisis generada por la derrota en las elecciones. El bloque del PJ en la Legislatura se fracturó y cinco de sus integrantes decidieron escindirse. Su titular, Manuel Yorbandi, acusó a un ex precandidato a gobernador, José María Cantos, de acordar con Zamora para romper la unidad. “Es evidente que hay un pacto”, aseguró. Como parte de la crisis interna, el interventor del PJ santiagueño, el diputado nacional Rafael González, fue desalojado a los empujones de la sede partidaria por un grupo de militantes peronistas que lo responsabilizaron por la fractura del bloque.