EL PAíS
Tres opiniones sobre el control de capitales
EDUARDO LEVY YEYATI *.
“No resuelve el problema”
Aun los críticos más recalcitrantes de este tipo de controles admiten que los encajes sirven para alargar el plazo promedio de las colocaciones. Es lo que ocurrió en Chile, cuya experiencia nos permite sacar algunas conclusiones. Ellos estiraron los plazos de las inversiones y lograron mayor estabilidad que otros países latinoamericanos. También sufrieron menos los efectos de la crisis asiática. Pero los encajes tuvieron un efecto marginal sobre el flujo de entrada de divisas. Es una medida oportuna. Ayuda a sostener el tipo de cambio con menores intervenciones del Banco Central, pero por sí sola no resuelve el problema. Es un instrumento más, que está bien utilizar en este momento porque lo más probable es que vengan grandes sumas de divisas a buscar ganancias de corto plazo. La medida puede desalentar a esos capitales que aspiran a llevarse una rentabilidad razonable apostando a la apreciación del peso. Juegan a forzar subas de la tasa de interés y a que el Banco Central finalmente tire la toalla y acepte una apreciación del peso. Ese juego, que es de corto plazo, se hace más peligroso con un encaje del 30 por ciento.
* Ex economista jefe del BCRA.
SAUL KEIFMAN *.
“Es una muy buena señal”
Es una medida correcta, porque busca reducir la volatilidad del tipo de cambio y de la balanza de pagos. Hay una amplia experiencia de que los movimientos especulativos de corto plazo generan burbujas que terminan en crisis financieras, con graves consecuencias para la economía real. Es muy dañino para países como los nuestros el efecto de un ingreso masivo de capitales seguido de una salida abrupta. Lo vimos con las crisis de la convertibilidad, de Asia y de México. La entrada de capitales golondrina genera una liquidez artificial y una caída del tipo de cambio, que después se transforman, cuando esas divisas huyen, en crisis financieras y en disparadas del dólar. Me parece una buena medida sobre todo porque estamos con un régimen de flotación. Es una muy buena señal para los sectores productivos sobre la voluntad de sostener el tipo de cambio. Una cosa es que el dólar fluctúe por los movimientos de divisas del comercio exterior, que es natural, y otra por el movimiento irracional de capitales especulativos. Chile empezó a aplicar los controles después de la crisis del ’82 y resultaron efectivos para suavizar esas fluctuaciones del tipo de cambio.
* Economista del Plan Fénix.
ALDO PIGNANELLI *.
“Evita las distorsiones”
Es una medida acertada para el corto plazo y para aplicar de manera transitoria. Yo también la hubiera tomado, porque hay que evitar la distorsión que provocan en los mercados los capitales especulativos. Los encajes sirven para la transición, para un momento como éste en que se espera una afluencia masiva de divisas luego de la salida del default. A largo plazo los capitales se acomodan, se adaptan a la normativa y buscan cómo escapar. Por ejemplo, con operaciones con Cedear y bonos. Si queremos mantener este esquema por largo tiempo, en la práctica perderá contundencia. Chile utilizó los encajes por algún tiempo y después mantuvo una medida de tipo impositivo. Aplicó retenciones del 5 por ciento al movimiento especulativo de capitales. El gobierno tiene la opción de tomar una acción de ese tipo si necesita endurecer todavía más su política frente a estas inversiones. Cuando a los inversores les duele el bolsillo, siempre lo piensan dos veces. Con respecto a los encajes, los mercados ya descontaban su imposición, por lo que no tendrá demasiado impacto en cuanto a precios de bonos o acciones en el mercado local.
* Ex presidente del BCRA.