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Es la economía

Por Guido Mantega *

La economía brasileña está peor. La esperada recuperación del crecimiento no se produjo, y ahora tal vez suceda en el segundo semestre. Subió la inflación y bajó la recaudación fiscal. En el sector externo las cosas no son mejores: las exportaciones están en caída libre y la expectativa de crecimiento del comercio mundial es menor del 1 por ciento para el 2002. Para completar este cuadro, el Banco Central resolvió mantener la tasa de interés en las alturas, lo cual es negativo incluso en opinión de los analistas internacionales. Con el PBI estancado y los intereses altos, es difícil que la relación deuda/PBI deje el nivel del 55 por ciento.
Entonces, ¿por qué se habla de “Efecto Lula” y no de “Efecto Banco Central” cada vez que el riesgo país sube? ¿Por qué se sobreestiman las razones políticas del aumento del riesgo en la décima economía del mundo?
El riesgo aumenta porque la vulnerabilidad de Brasil nunca fue tan grande como en los ocho años de gobierno de Fernando Henrique Cardoso, y en este contexto es lógico que las elecciones produzcan alguna dosis de volatilidad en los mercados, principalmente en los especulativos. Con la campaña recién comenzada, sin embargo, es una exageración destacar tanto los factores políticos. No solo el PT sino también funcionarios de gobierno, empresarios, empresas grandes y bancos reprueban la injerencia de las entidades especulativas en la vida política, porque hiere los intereses de toda la nación brasileña. Causar volatilidad excesiva y exagerar el riesgo país significa aumentar las tasas de interés, mientras que mayores dificultades de colocación de los papeles brasileños en el exterior podría acarrear la reducción de inversiones externas e internas, perjudicando el desempeño de la economía como un todo.
Es desaconsejable alimentar ese tipo de terrorismo electoral, como hizo el presidente del Partido del Frente Liberal, Jorge Bornhausen, y el ex ministro de Comunicaciones Pimenta da Veiga. Además de bajar el nivel de la campaña, podría salirles el tiro por la culata. No conviene subestimar al electorado, que más que en otras elecciones hoy tiene claro que la inestabilidad política perjudica los intereses brasileños. Jugar el juego de “cuanto peor mejor” puede atraer los votos de algunos electores incautos. Pero facilitará la acción de los especuladores y puede causar la irritación de un número cada vez mayor de brasileños cansados de este tipo de manipulaciones.

* Profesor universitario y principal vocero económico de Lula.

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