EL PAíS › SONDEO SOBRE EL DESENDEUDAMIENTO CON EL FMI
Siete de cada diez, de acuerdo
Así lo revela una encuesta de la consultora OPSM, que conduce Enrique Zuleta Puceiro. Los consultados sostienen que está bien pagarle al Fondo Monetario y a la vez defender los intereses del país. El sentido común y la aceptación de la confrontación.
Por Raúl Kollmann
Siete de cada diez personas están de acuerdo con la decisión tomada por el gobierno de Néstor Kirchner de terminar con la deuda con el Fondo Monetario Internacional en un pago a realizarse antes de fin de año. En el criterio mayoritario no está presente la idea de no pagar y tampoco la estrategia de mantener confrontaciones permanentes. El apoyo deviene casi de un razonamiento doméstico: si hay algo de plata, es bueno pagar, sacarse de encima la hipoteca, las presiones y mirar para adelante. Más allá del apoyo a la decisión presidencial, igual se instala, aunque en el terreno más teórico, el debate sobre si es mejor pagarle al Fondo o usar el dinero para mejorar la situación social o para aliviar la presión impositiva. En esa polémica, las opiniones se dividen en dos, pero aun así el ciudadano cree que es un acierto liquidar la deuda con el Fondo.
Las conclusiones surgen de la primera encuesta realizada sobre la decisión del Gobierno de pagarle al FMI. El trabajo de la consultora Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), que encabeza Enrique Zuleta Puceiro, se hizo entre el jueves a la noche y ayer viernes y se le preguntó la opinión a 800 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. La coordinación de la encuesta estuvo a cargo de Isidro Adúriz y Julián Lisa.
“Lo primero que se ve en nuestro trabajo –señala Zuleta– es que existe un apoyo muy fuerte de la gente. Es parecido a dos situaciones anteriores. En enero de 2004, el Gobierno venía con el discurso de la confrontación con el Fondo y, de golpe, anunció que se iniciaba una negociación. La segunda circunstancia similar fue cuando se anunció el canje con la quita del 70 por ciento. En ambas oportunidades, la imagen presidencial trepó fuertemente. Y esto es porque, por un lado, a la gente no le gusta la confrontación, el default, que el país esté en un ambiente internacional de hostilidad, pero al mismo tiempo quiere que el Gobierno pelee por los derechos del país y logre acuerdos beneficiosos. La imagen presidencial retrocede cuando lo ven en la interna del PJ, cuando confronta mucho con los demás partidos o con quien sea, y en cambio esa imagen presidencial sube fuertemente cuando se lo ve con convicción, compromiso, energía, peleando por mejorar la situación del país. El anuncio del jueves entra nítidamente dentro de esta segunda forma de actuar del Presidente, que es muy admirada”.
–¿A qué se llama compromiso y convicción? –preguntó este diario.
–Cuando la gente ve a Kirchner negociando con dureza con los empresarios en el tema precios y al mismo tiempo ve que sus ministros están en España peleando con las privatizadas y otros ministros están en Nueva York consiguiendo inversiones, se percibe a un Kirchner en plena actividad en todos los frentes. Eso es, desde ya, lo que mejor cae en la opinión pública y el punto fuerte del Presidente. En el caso del anuncio del pago al Fondo, se junta ese carácter activo con distintos criterios que tiene el ciudadano común: cree que las deudas hay que pagarlas, al mismo tiempo hay que defenderse de los acreedores, que hay que estar en el mundo, que es bueno sacarse hipotecas de encima.
–¿Quedó flotando en el ambiente de que el Gobierno imitó o se copió de Brasil?
–No, para nada. Sí se percibe que se aprovechó la oportunidad, que existe cierta coordinación y niveles importantes de acuerdo con Brasil. No se vive la competencia con Brasil, sino que se ve una relación auspiciosa que nos hace fuertes a nivel internacional. Hay una percepción de que Lula y Kirchner juntos pueden, por ejemplo, dar una pelea para cambiar al Fondo. Por eso es que la gente ve que la decisión de pagarle al FMI tiene mucho de político, de plantarse internacionalmente. Por ahí no percibe bien la lógica económica del pago, pero la actitud política de estar a la ofensivala percibe en forma clara. Insisto en que cuando les planteamos a los encuestados los dilemas de utilización de los fondos, para pagarle al FMI o aliviar la pobreza, o pagarle al FMI frente a bajar impuestos, el ciudadano común duda. Pero es una duda poco activa, más teórica. Se cree que hay que pagar las deudas en general, que esta es una medida audaz y que mejora las perspectivas de la Argentina –concluyó Zuleta.